Este 21 de junio el pueblo habla en las calles
Fuimos los movilizados
El Movimiento de Pobladores y Pobladoras se ha distinguido siempre por su talante combativo, por su perseverancia en la lucha, por su espíritu a la vez crítico y propositivo. Como plataforma popular que integra a los Comités de Tierras Urbanas, al Movimiento de Inquilinos e Inquilinas, al Movimiento de Trabajadoras Residenciales Unidas por Venezuela, a los Campamentos de Pioneros y Pioneras, y al Movimiento de Ocupantes de Edificios Organizados de Venezuela, se ha movilizado centenares de veces durante sus 18 años de existencia.
Muchas de estas movilizaciones las hemos hecho en conjunto con otras organizaciones del movimiento popular: feministas, campesinos y campesinas, trabajadores y trabajadoras, comuneros y comuneras, estudiantes, jóvenes, pueblos indígenas, cultores y cultoras, activistas de derechos humanos. En ocasiones levantando banderas de lucha popular de carácter sectorial, y en muchas otras oportunidades para defender sin complejos al proceso bolivariano, a su liderazgo, a nuestro Gobierno, frente a las constantes agresiones del imperialismo estadounidense y de la oligarquía cipaya. Siempre nos ha acompañado la convicción de que movilizarnos para exigir nuestros derechos, tanto como hacerlo para defendernos de las amenazas y ataques de los enemigos históricos del pueblo venezolano, apunta en la misma dirección: la consolidación de la revolución bolivariana. Al respecto no albergamos la menor duda.
Nos hemos movilizado por la regularización de la tenencia de la tierra en asentamientos urbanos populares; contra los desalojos arbitrarios y por la regularización de los arrendamientos de viviendas; contra la discriminación política, de género, racial y de clase de la que son víctimas las trabajadoras residenciales, particularmente en zonas acomodadas; contra el hacinamiento en nuestros barrios populares, contra los latifundistas urbanos y por el derecho a construir nuestras viviendas por autogestión; contra la especulación inmobiliaria y en favor de la ocupación organizada de edificios que fueron abandonados por sus propietarios; en solidaridad con el pueblo organizado en Asambleas de Viviendo Venezolanos y Venezolanas.
Creemos firmemente en la interpelación popular, en el control popular de la gestión, en su valor pedagógico, en su eficacia política. Una interlocución fluida, sin cortapisas, sincera, amorosa, fraterna, entre el pueblo organizado y el Gobierno bolivariano es garantía de fortaleza y unidad. En el pasado, una interlocución de tales características ha permitido que muchas de nuestras luchas y demandas se hayan traducido luego en leyes y políticas públicas. Porque defendemos aquello en lo que creemos, nos reunimos un 8 de enero de 2011 con el comandante Chávez, que desde entonces se identificó como militante de nuestro movimiento, y junto a él abrimos las puertas para el desarrollo posterior la Gran Misión Vivienda Venezuela como instrumento de lucha y movilización popular; hoy burocratizada, sumida en el minimalismo institucional, y en puertas a ser fianciarizada y mercantilizada.
Por la misma razón, no dudamos en movilizarnos un 9 de diciembre de 2015 hasta el Palacio de Miraflores, en respaldo al presidente Nicolás Maduro. Porque allí lo puso el pueblo y solo el pueblo puede decidir su destino. Porque solo el pueblo salva al pueblo.
En el presente nos acechan nuevas amenazas, que se suman a los ataques permanentes de nuestros enemigos históricos. No solo han proliferado los desalojos ilegales, perpetrados bajo el amparo de mafias judiciales y policiales. No se trata simplemente de que los latifundistas urbanos sigan clamando por la devolución de inmuebles y terrenos recuperados, y por la derogación o reforma de todas las leyes de dignificación y regularización. No es solamente que se han desatado feroces campañas de criminalización y judicialización de los sujetos en lucha que la revolución reconoció y apoyó. Nada de esto constituye, realmente, una novedad.
Lo que identificamos como novedoso es que, poco a poco, estas agresiones, presiones y chantajes han venido debilitando la capacidad de resistencia de la institucionalidad bolivariana, ya debilitada tras años de asedio político y económico. En consecuencia, corremos el serio riesgo de que se produzca un importante retroceso en materia de derechos que hemos conquistado. Al respecto, manifestamos que no estamos dispuestos a ceder un solo milímetro.
Por tales razones, consideramos no una necesidad, sino una obligación política movilizarnos nuevamente. En el seno de nuestro movimiento, integrado por hombres y mujeres curtidos por años de lucha, se está debatiendo sobre estos asuntos con la pasión y la razón que les asiste a quienes no están dispuestos a arrear sus banderas de lucha, que en muchos casos son las mismas banderas que alguna vez alzaron nuestros padres y madres, nuestros abuelos y abuelas. Las mismas que alzarán nuestros hijos e hijas.
Creemos que las actuales circunstancias históricas son propicias para crear las condiciones que nos permitan crear canales de interlocución con nuestro presidente Nicolás Maduro. Creemos además que las mismas circunstancias nos lo exigen, como militantes chavistas que orgullosamente somos y seremos. Hoy proponemos a nuestro Presidente un programa político con seis líneas de acción:
1. Defensa y blindaje de todos los terrenos y edificios recuperados en revolución, su transferencia en propiedad colectiva y comunal, y el reimpulso de la regularización de la tenencia en nuestros barrios.
2. Campaña de freno de los desalojos arbitrarios
3. Aprobación de una ley para el reimpulso de la producción autogestionaria de vivienda.
4. Condena a toda acción de criminalización del pueblo que lucha.
5. Defensa de todas las leyes que construimos junto al comandante Chávez en pro de alcanzar la justicia social.
6. Comunalización de nuestras ciudades, que implica la trasferencia de medios para la producción social de la ciudad y en la ciudad, tanto en los terrenos y edificios recuperados para viviendas permanentes o transitorias, como para la transformación integral de nuestros barrios populares, sus servicios, la industrialización comunal y sistemas constructivos del poder popular, a través del reimpulso de la Gran Misión Vivienda Venezuela, en la perspectiva de la construcción de un nuevo modelo de ciudad para la vida.
Proponemos organizar una actividad política de masas donde el Movimiento de Pobladores y Pobladoras le habla de frente al presidente Nicolás Maduro, y le propone como poder popular un programa político para avanzar en una nueva etapa de gobierno con el pueblo, desde el pueblo y para el pueblo. No planteamos un pliego petitorio, nos proponemos un programa que sea útil para cientos de miles de familias que durante estos años se han organizado en AVV, CTU, consejos comunales, Comunas, Campamentos de Pioneros, movimientos de inquilinos, ocupantes y trabajadoras residenciales; en fin, explotados y explotadas de la ciudad, que Chávez les llamó a la organización como vía para luchar por sus derechos y construir una sociedad alternativa, la sociedad comunal.