Con la entrega por parte del Presidente Nicolás Maduro, este jueves 16 de mayo, de las últimas 48 viviendas de la nueva comunidad socialista Amatina, en la parroquia Antímano de Caracas, se cierra un importante ciclo en una de las experiencias más emblemáticas del poder popular durante la revolución bolivariana.
En total, Campamento de Pioneros, organización que integra el Movimiento de Pobladores y Pobladores, construyó en Amatina 137 viviendas, las primeras 29 de las cuales fueron entregadas en 2013 y otras 60 en 2017.
El ciclo arrancó el 8 de enero de 2011. Aquel día, reunido con el Movimiento de Pobladores y Pobladoras, el comandante Chávez ordenó el inicio del proceso de expropiación y ocupación temporal del terreno ocioso ubicado en el sector El Algodonal, con un área de 9.113,48 metros cuadrados, propiedad de Empresas Polar.
La reunión de Chávez con el Movimiento de Pobladores y Pobladoras fue quizá el momento culminante del impresionante despliegue que inició el comandante los primeros días de diciembre de 2010, para conocer de primera mano las graves afectaciones producidas por las lluvias (o por el capitalismo, como el mismo Chávez corrigió varias veces), realizando numerosas asambleas en barrios populares. La situación era de emergencia: alrededor de 120 mil personas habían quedado sin hogar.
Aquella jornada, Chávez dio una verdadera cátedra acerca de la confianza a toda prueba que, en las circunstancias más difíciles, debe tener el liderazgo político revolucionario en las capacidades del pueblo organizado.
En interlocución permanente con el pueblo, Chávez y su equipo fueron fraguando lo que muy pronto se convertiría en la Gran Misión Vivienda Venezuela. En palabras de Juan Carlos Rodríguez, vocero del movimiento, “el rescate de Amatina visibilizó lo que luego se convirtió en una política de Estado a través de la Gran Misión Vivienda Venezuela, que fue la lucha por el acceso al suelo urbano, por el derecho a la ciudad, que nosotros entendemos como un derecho en disputa, un derecho que se conquista peleando. En algún momento fuimos criminalizados por esa lucha por la tierra, pero ese hecho, esa decisión de Chávez, fue como un desencadenante. A partir de ahí comenzó todo un proceso de rescate de suelos, de movilización, de organización popular en torno a la lucha por la tierra, que fue el punto de arranque de la Gran Misión Vivienda Venezuela”.
Para Reny Paruta, vocero de Amatina, “más importante que la entrega de viviendas, es dejar en claro lo que somos capaces de hacer con la política autogestionaria. Todo el proceso de ejecución de la obra, la ejecución financiera, el control, etc., lo hicimos como movimiento, con las familias incorporadas. El ama de casa, que estaba atendiendo a la familia, al marido, a los chamos, terminó siendo vocera de un grupo de base, después vocera de la comunidad, después se incorporó en la obra y terminó siendo la cabillera, en el caso de Juana, que hoy es responsable de la producción, porque es panadera. Quién iba a imaginar que un ama de casa iba a terminar siendo la maestra de obras en el ámbito de cabillas, en lo estructural. Está Edith, una señora que duró casi veinticuatro años encerrada en una casa, atendiendo a su hija con discapacidad, solamente salía al hospital, no compartía con los vecinos. Hoy es una de las lideresas de Amatina”.
Según Juan Carlos Rodríguez, “la autogestión es una apuesta política, no es una apuesta constructiva. Que la organización popular se empodere y vaya desarrollando capacidad de hacer, pero para eso es necesario transferir poder. Lo que hemos construido en Amatina y en los otros campamentos de pioneros ha sido con ese enfoque: a partir de la transferencia de poder, la comunidad se organiza y construye sus viviendas, desarrolla capacidades. De los campamentos de pioneros han salido muchísimos compañeros y compañeras que luego asumen responsabilidades y liderazgo en otros espacios políticos, constructivos, de organización popular. Los procesos autogestionarios son una escuela de formación de cuadros populares. Y es importante rescatar eso: la autogestión es una apuesta política para la construcción de tejido social. La gente no puede desarrollar capacidades si no tiene oportunidad de hacerlo. En Amatina hubiésemos podido avanzar muchísimo más rápido si hubiesen existido condiciones más favorables”.
Además de las 137 viviendas, la nueva comunidad socialista Amatina dispone de otros ochos espacios, casi todos en construcción: panadería (ya en funcionamiento), un Simoncito, Barrio Adentro, radio, biblioteca, auditorio, cine comunal y oficina del campamento.
“Se cierra un ciclo, pero todavía quedan muchas cosas por construir”, afirmó Juan Carlos Rodríguez. “La construcción de una comunidad es algo que nunca termina, es un proceso de construcción permanente”. Sobre la situación actual de la lucha por el derecho a la ciudad, transmitió la posición del movimiento: “Ese es un tema que ahorita habría que reimpulsar, porque la lucha por la tierra ha quedado como relegada, también por la propia coyuntura en la que estamos ahora. Se ha frenado esa lucha. Hay mucha gente organizada en función de la lucha por la tierra, hay todavía fuerza popular para avanzar en esa dirección”.
Lucha por el derecho a la ciudad, política autogestionaria: hacia allá tendría que seguir apuntando la Gran Misión Vivienda Venezuela.
Una respuesta a “Nueva comunidad socialista Amatina: mucho más que viviendas”