Sandra Mikele: «Yo siento que lo más grave del gobierno, no solo es lo que no hacen, sino que no hablan» (Reportaje de Guillermo Cieza)

Sandra, para saberypoder

Sandra Mikele Iturriza Morán tiene 17 años y acaba de terminar el bachillerato, vive en Caracas en la casa de sus padres con su hermanita Ainhoa.

P – ¿Por qué te llamas Mikele?
S – Mikele es el femenino de Miguel en idioma vasco. En la familia de mi mamá hay una tradición que algún hijo varón lleva por primer o segundo nombre el de Miguel. Así que mis padres cumplieron con esa tradición, poniéndolo en vasco, que es la ascendencia de mi papá.

P – Cuéntanos cuál ha sido tu experiencia en el liceo, que acabas de finalizar.
S – Me gustó mucho el bachillerato porque conocí personas que no hubiera conocido, o no les hubiera hablado, porque yo hice la primaria en un colegio privado. Entonces en el bachillerato me encontré con personas muy distintas, porque era un liceo público. Y me parece que esa calidad de personas es mil veces mejor a las personas que conocí antes. Hice muchos amigos. Con respecto a las clases, con el nivel académico no es algo con el que esté muy conforme. Hay una gran falta de profesores. Había profesores que supuestamente están, pero nunca van. Otros que iban de mala gana y te trataban mal, pero también tuve profesores maravillosos. Por ejemplo, yo siempre tuve inclinación por las humanidades, pero tuve un profesor muy bueno que nos hizo gustar la química.

P – Pero esa materia es muy aburrida…
S – Depende cómo se enseñe, el profesor le encontraba la manera de que te interesaras en la clase. Se las ingeniaba, quemaba cosas, nos hacía divertir mucho. Me encantaba. Nos llegó a gustar mucho la química y pudimos entenderla.

P – ¿Qué es lo que tuvo más preocupado a tus amigos en el liceo en este último año?
S – Bueno, siempre salía el tema de la universidad, si íbamos a quedar y qué íbamos a estudiar.

P – ¿Y tú qué quieres estudiar?
S – Yo quiero estudiar Psicología.

P – ¿Cómo estás viviendo esta situación actual de crisis económica? Seguramente en tu familia se habrá comentado que la situación no está buena, que hay que achicar gastos.
S – Yo me considero una persona extremadamente afortunada porque tengo un techo, tres comidas diarias. De vez en cuando merendamos, y nos tomamos nuestro cafecito todos los días. Pero bueno, hay cosas en las que me veo limitada. Yo hace un año iba al cine todas las semanas, ahora ni siquiera se me puede pasar por la mente hacer eso. No se me hace fácil echar una escapada para La Guaira para ir a la playa porque es complicado conseguir el efectivo. Siempre se acostumbra cuando uno está saliendo de quinto año, se hacen unas camisas que tienen estampado el año de egreso, fiestas de promoción, pero en eso nos vimos muy limitados, porque a mí se me hacía difícil y a otros compañeros de salón se les hacía imposible. No se pudo hacer porque prefieren comer que pagar una camisa.

P – ¿A quién le echas la culpa de la situación que estás viviendo?
S – Indudablemente hay una guerra económica, aunque a muchos no les gusta oír hablar de eso. Se han puesto trabas a nosotros los venezolanos en todo, los comerciantes no piensan en su gente y todo lo hacen en beneficio propio. Es una mezcla de bastantes factores, pero finalmente hay una guerra, porque no hay otra forma de explicar una situación extremadamente difícil.

P – ¿Y al gobierno, que cosas le reprochas?
S – Yo siento que lo más grave del gobierno, no solo es lo que no hacen, sino que no hablan. No le comunican a uno qué es lo que están haciendo, y creo que tendrían que escuchar más. Uno se da cuenta de que la situación está difícil y seguro se están ocupando, pero uno está pasando trabajo también. Uno no siente que se vaya a establecer un verdadero control, de precios por ejemplo. Me parece que el gobierno se pone a dar muchas vueltas, a hablar de muchas cosas, pero el problema más grave aquí es la economía. Seguro hay cosas importantes y que se tienen que hacer, pero lo más importante ahora es la economía, y eso es lo que le interesa a la gente saber. Y es de lo que menos habla el gobierno.

P – He escuchado el caso de algunos altos funcionarios que cuando asumen la función lo primero que hacen es remodelar el despacho. ¿Qué opinas tú de eso?
S – Me parece que son unos desgraciados. Porque hay tantas cosas necesarias, hay tantos problemas donde hay que invertir recursos. No me parece bien que gasten plata en cualquier estupidez.

P – ¿Lo conociste a Chávez?
S – Una vez él me saludó. Nunca conversé con él, pero una vez estaba en un acto en el trabajo de mi mamá y me paré ahí de primerita y él me saludo.

P – ¿Qué opinión tenés de Chávez?
S – Fue un ser humano dispuesto a hacer cambios positivos y para la gente que en serio los necesitaba.

P – Con toda esta situación de la crisis económica se escucha de muchos caraqueños que están pensando en irse a producir al campo. ¿Te interesaría un proyecto parecido?
S – A mí no. Yo soy una muchacha de ciudad. Creo que para aportar a superar esta crisis se lo puede hacer desde distintos lugares. No porque yo no sea campesina voy a dejar de aportar con mis estudios o alguna otra cosa que haga en la ciudad.

P – Hablando de los campesinos. ¿Te enteraste de lo de la Marcha Campesina?
S – Sí, y no me pareció bien que en los primeros días no se difundiera mucho de la marcha. La cadena nacional no la vi, pero me pareció un buen gesto que el Presidente los recibiera y escuchara lo que tenían para decirle. Me pareció admirable.

P – ¿Te caminarías como ellos más de 400 kilómetros?
S – No. Salvo que tuviera una buena causa, como la que tienen ellos.

P – En Venezuela no se han registrado muchos avances con temas que hacen a algunos derechos como el del aborto, el matrimonio igualitario y la identidad de género. ¿A qué se puede deber esta situación en Venezuela, que está avanzada en algunos temas y en otra más retrasada?
S – Creo que los movimientos por esos derechos no tienen tanta fuerza como en otros países. También creo que han sobrevivido algunos tabúes con respecto a algunos temas y es como una sociedad, en ese sentido, muy conservadora.

P – Con respecto a eso de que la sociedad tiene algunos valores conservadores, te voy hacer una pregunta que he hecho a otras dos mujeres entrevistadas, y que no se animaron a responderme. ¿Puede haber alguna relación entre esos valores conservadores, con mucho peso y control de las familias, y de las abuelas, como explicación de que en Venezuela haya menos prostitución y consumo de drogas que en otros países de Latinoamérica?
S – Yo opino que soy la tercera (risas). No sé si tendría alguna relación. No es que esas cosas no existan, pero no se muestran, la gente tiene como vergüenza.

P – Sobre el tema del estudio, tu podrás ver por ejemplo que tus padres han estudiado y que hoy sus sueldos no les alcanzan para vivir. ¿Nunca te planteaste si tiene sentido estudiar?
S – No. Obviamente uno trata de estudiar algo que le permita un ingreso, pero además lo que uno estudia es lo que lo llena como persona. Me parece que teniendo estudio me siento infinitamente más completa. Y tengo mucho más con que defenderme en la vida. Y defenderme con algo que me gusta, que me hace sentir bien. Los estudios para mí son extremadamente importantes.

P – Con una carga cultural que viene desde muchos años atrás, la mujer venezolana se realizaba teniendo hijos. Pensando en mandatos culturales antiguos, creo que en mi país era más importante que tuviera un marido reconocido a que tuviera hijos. Aquí me parece que son más importantes los hijos de que se sepa quién es el padre. Rompiendo esos mandatos, me ha llamado la atención en algunas entrevistas que hice, encontrarme con mujeres que dicen que la maternidad es una elección como cualquier otra y que no se plantean tener hijos. En tu caso personal, ¿te ves como madre?
S – Sí. A mí me gustaría tener hijos. Considero que la maternidad es una elección de cada quien, y que la mujer no está más o menos realizada por tener hijos, o tener a su marido. Cada quien busca lo que lo haga feliz. A mí tener hijos me haría feliz, como también hacer otras cosas que me gusten.

P – A ver si entiendo. Tu única vocación no es ser esposa y madre, pero dentro de tus sueños también incluís a los hijos…
S – Es así. Para mí la familia es muy importante. En mi casa, la familia ha sido muy importante y mis tres abuelas han jugado un papel muy reconocido por todas. Mis abuelitas son muy sabias.

P – ¿Cómo es eso que tienes tres abuelas?
S – Eso fue porque mi abuelo se divorció de la madre de mi mamá y se casó con otra abuela. Así que tengo tres abuelas y son unas personas con las que puedes aprender un montón de cosas. A mí me gusta hablar con ellas, escucharlas de sus infancias, de sus abuelas, de sus mamás.

P – ¿Consideras que lo que me estás diciendo es representativo de lo que piensan tus amigos o los jóvenes venezolanos que están terminando el liceo, u ocurre que cuando tú llegas a la escuela todos dicen: «Ahí llega la marciana… esa chica que piensa raro»?
S – (Risas) Es un poquito así, pero no tan así. A mí me parece que yo, debido a mi familia y a mi crianza, tengo una perspectiva particular para ver algunas cosas. Pero sí encuentro personas de mi edad con las cuales yo me puedo entender bastante bien en estos términos. Mis amigos en general tienen bastante claridad. Algunos no piensan parecido, pero también es cierto que están viviendo diferentes situaciones. Y hay veces que la situación sobrepasa a las personas. Y están enojados. Y yo no voy a juzgarlos o criticarlos por eso. Entonces soy un poquito marciana, pero nos queremos mucho y nos entendemos.

P – ¿Tenés compañeros del liceo que estén pasando hambre?
S – No pasando hambre en el sentido de que no comen en todo el día, pero sí comiendo mal. Hay compañeros que dicen que hace mucho que no comieron carne, o pollo. Es decir, se come mucho hidrato y poca verdura o proteína animal. Hay algunos que, como te decía, no la están pasando bien.

P – ¿Qué puede pasar con el futuro de este país? Yo estoy un poco confundido…
S – Yo también, pero un poquito menos que tú. Tengo la certeza de que vamos a salir adelante, porque hay gente trabajando, haciendo el bien. Las situaciones son situaciones, y como llegan se van a ir. Hay que trabajar en base a eso por la mejora del país. Tendremos que buscar otras formas de uno sustentarse. Por ejemplo, mi mamá era una persona que trabajaba mucho afuera y por eso nunca cocinaba, comía mucho en la calle o compraba comida hecha. Nosotros vivimos en un edificio y ahora tiene sembrados en su ventana cebollín, caraota, y todas esas cosas. No es que va a comer solo lo que tiene sembrado en la ventana, pero uno busca resolver comprándole a quien te va a vender a un precio que no sea una locura.

P – Entonces sos optimista de que se sale adelante.
S – Totalmente.

Caracas, 4 de agosto de 2018

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