La noche del martes 3 de abril, el Congreso peruano aprobó el ingreso de 454 efectivos de la Fuerza Aérea y 114 del Ejército de Estados Unidos a su territorio. ¿El objetivo? Brindar seguridad a Donald Trump durante su participación en la VIII Cumbre de las Américas, el 13 y 14 de abril.
El contingente de 568 militares estadounidenses ingresaría con equipo militar, armamento y dos helicópteros de combate Blackhawk. Su presencia en territorio peruano fue autorizada hasta el 18 de abril (1).
No obstante, el 10 de abril el gobierno estadounidense anunció que Trump no asistiría a la Cumbre. Además, el mandatario suspendió su viaje a Colombia, previsto para el sábado 14 de abril, en donde se reuniría con el presidente Juan Manuel Santos.
Según la portavoz de la Casa Blanca, Trump permanecería en Estados Unidos “para supervisar la respuesta estadounidense a Siria y vigilar los acontecimientos globales” (2).
La noche del 13 de abril (madrugada del 14 en Damasco), una coalición liderada por Estados Unidos, e integrada también por Reino Unido y Francia, atacó con misiles territorio sirio, a pesar de no contar con la aprobación de sus respectivos parlamentos y, más grave aún, sin tener pruebas del uso de armas químicas por parte del gobierno sirio, supuesto que ha sido usado como pretexto por los países agresores para intentar justificar el bombardeo.
De regreso en Lima, Perú, la tarde del mismo 13 de abril el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, iniciaba su visita oficial en el país suramericano reuniéndose con una delegación de la oposición venezolana, encabezada por el diputado y ex presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, militante del derechista Primero Justicia, y el más activo lobista a favor de sanciones contra Venezuela.
Al tomar la palabra, otro de los integrantes de la delegación opositora, Antonio Ledezma, pidió a Pence la “intervención humanitaria” de Estados Unidos en el país suramericano, además de “ampliar las sanciones, intensificar las sanciones”. Pence respondió afirmativamente: “Estados Unidos y nuestros aliados, creo, están preparados para hacer mucho más” (3).
Estados Unidos y sus aliados están haciendo “mucho más” en Siria. La cipaya clase política opositora venezolana clama porque lo haga en Venezuela. La mañana del sábado 14 de abril, a pocas horas de la agresión a Damasco, otro de los referentes de la oposición venezolana, María Corina Machado, escribía en su cuenta Twitter: “El conflicto en Siria no distrae al mundo sobre la urgencia de la crisis venezolana, al contrario. Las fuerzas geopolíticas allí alineadas también están involucradas aquí, y con objetivos similares” (4).
De la misma forma que hoy se esgrime el pretexto de las “armas químicas”, hace quince años Estados Unidos y sus aliados justificaron la invasión a Irak con la excusa de que el gobierno de Sadam Husein estaría fabricando “armas de destrucción masiva”.
El 22 de marzo pasado, el escritor iraquí Sinan Antoon publicaba en The New York Times: “Nadie sabe a ciencia cierta cuántos iraquíes han muerto a consecuencia de la invasión estadounidense de hace quince años. Algunos cálculos creíbles estiman que han sido más de un millón. Pueden volver a leer esa oración. En Estados Unidos suele decirse que la invasión de Irak fue ‘una metida de pata’ o incluso ‘un error colosal’; fue un crimen. Aquellos que lo cometieron todavía están prófugos. Algunos hasta se han rehabilitado gracias a los horrores del trumpismo y a una ciudadanía en su mayoría amnésica” (5).
La Administración Trump está ansiosa por cometer el mismo “error” en Venezuela, donde, para seguir con la jerga imperial, empleada puntualmente por Antonio Ledezma en la reunión con Mike Pence, existe un “Estado fallido”, no hay “elecciones libres” y gobierna una “narcodictadura” que emplea el “terrorismo”.
Uno de los vocablos de esta jerga que no puede faltar, “régimen”, fue utilizado por Ledezma de la siguiente manera: el venezolano “es el único régimen en el mundo que paga para que un ejército extranjero nos invada, porque en Venezuela hay más de treinta mil efectivos cubanos”.
El estupor es comprensible: lo normal es que sea a la inversa, y gobiernos como el de Estados Unidos paguen muy bien a cipayos como Ledezma y compañía, para así justificar mejor los horrores provocados a la población por el país agresor, cualesquiera que estos sean.
Esperen un momento: Pence “anunció un paquete de ayuda humanitaria adicional por casi 16 millones de dólares”. Para los “refugiados venezolanos”, claro.
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(1) Autorizan ingreso a 500 militares de EE.UU. como seguridad de Trump. El Comercio, 4 de abril de 2018.
https://elcomercio.pe/politica/autorizan-ingreso-500-militares-ee-uu-seguridad-trump-noticia-509481
(2) Trump cancela su viaje al Perú para la Cumbre de las Américas, 10 de abril de 2018.
https://elcomercio.pe/mundo/eeuu/donald-trump-cancela-viaje-peru-cumbre-americas-noticia-510861
(3) EE.UU. anuncia más ayuda para refugiados venezolanos. Voz de América. 14 de abril de 2018.
https://www.voanoticias.com/a/cumbre-de-las-americas-lima-eeuu-anuncia-asistencia-humanitaria/4347393.html?platform=hootsuite
(4) https://twitter.com/MariaCorinaYA/status/985174952721768449
(5) Sinan Antoon. Hace quince años, Estados Unidos destruyó Irak y me dejó sin patria. The New York Times, 22 de marzo de 2018.
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Publicado originalmente en Al Mayadeen el 14 de abril de 2018.