Prenderle fuego a las estrellas

El Purgatorio. Cristóbal Rojas
El Purgatorio. Cristóbal Rojas

El último cuadro de Cristóbal Rojas se llamó El Purgatorio. Lo terminó en 1890, meses antes de su muerte. Inspirado en La Divina Comedia, de Dante Alighieri, retrató el arribo del ángel de la pureza al séptimo círculo del Purgatorio, donde moran las almas lujuriosas. Así lo sugieren, al menos, los cuerpos sufrientes en torno al fuego, por el que tendrán que atravesar antes de continuar su camino.

“Es imposible seguir adelante, almas santas, si el fuego no os purifica antes”, dice el ángel de Dios a Dante, Virgilio y Estacio. Dante queda petrificado del miedo, “como aquel que es introducido en la fosa”. Una vez más, Virgilio acude en su auxilio: “Hijo mío, aquí puedes encontrar un tormento, pero nunca la muerte (…) Ten la certeza de que aunque estuvieras mil años entre estas llamas ni uno solo de tus cabellos ardería; y si todavía crees que te estoy mintiendo ponte cerca de ella y, como prueba, aproxima con tus manos al fuego la orla de tu ropaje. Aleja, pues, tu temor, aléjalo. Vuelve aquí y adelántate con pie firme” (1).

Para César Rengifo, en El Purgatorio de Rojas “todo respira humanidad y dolor real”, como en La miseria (1886) o El plazo vencido (1887), donde los protagonistas son los oprimidos. “Hasta el ángel que cae, pesado, triste, sin poder redimir a los que sufren en tierra rojiza, carbones y llamas, es un ángel de carne sexuada y hondo pesar humano” (2).

Este ángel de Rojas, en la interpretación de Rengifo, tiene mucho del Angelus Novus de Paul Klee, en la versión de Walter Benjamin: “Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas (…) El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo” (3). Quien se aleja del pasado es el ángel de la historia, explica Benjamin. Se aleja de la catástrofe y hacia ella se dirige, empujado por el huracán, que es el progreso.

Hacer la revolución es romper con este continuum de la historia, con esta catástrofe perpetua, para que deje de repetirse hasta el infinito la escena del hombre de la mirada perdida que acompaña a su amada, quien yace tendida a su lado, abatida por la enfermedad, en La miseria; o la otra escena de la mujer y sus dos pequeños hijos, a punto de ser desahuciados por el alguacil, en El plazo vencido.

¿Quién detendrá esta catástrofe? ¿Los nuevos adalides del progreso? ¿Los creyentes en el capitalismo, en cualquiera de sus formas? El ángel de la historia no será liberado por aquellos que confunden deliberadamente cada tentativa de liberación con el mismísimo infierno. El infierno, todo lo contrario, es considerar que no vale la pena intentarlo. Como diría Peter Weiss: “El infierno es la impotencia, el lugar donde no hay desarrollo alguno, donde queda excluida toda idea de un cambio” (4).

Para detener la catástrofe no hay otra alternativa que, como enseña Virgilio, alejar el temor y sumergirse en el fuego. Más importante aún, asegurarnos de que ese fuego no deje de habitarnos.

Relataba Chávez a su retorno de La Habana, el 7 de diciembre de 2012, la víspera de su última alocución pública, que justo antes de viajar conversó largo con Fidel Castro. El líder cubano le comentaba, quizá a manera de balance histórico, que aquel fuego estaba “regado por todos lados”. Decía Fidel: “¿Y quién va a apagar ese ardimiento, Chávez? No hay agua en todo el universo para apagar el ardimiento ese” (5).

“¡Cómo!, ¿persiste aún tu deseo de permanecer quieto aquí?” (6), pregunta Virgilio a Dante, justo antes de adentrarse en el fuego que purifica.

Aleja tu temor, vuelve aquí, pisa con pie firme: todavía tenemos que prenderle fuego a las estrellas.

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(1) Dante Alighieri. La Divina Comedia. Purgatorio, Canto XXVII. Págs. 270-271.

(2) César Rengifo. Obras. Tomo IV. Ensayística y poesía. Vigencia dramática de Cristóbal Rojas. Fides. Caracas. 2003. Pág. 271.

(3) Walter Benjamin. Tesis sobre la historia y otros fragmentos. Introducción y traducción de Bolívar Echeverría. Ítaca-UACM. México. 2008.
http://www.bolivare.unam.mx/traducciones/Benjamin,%20Tesis%20sobre%20la%20historia.pdf

(4) Peter Weiss. Informes. Diálogo sobre Dante. Págs. 137-138

(5) Hugo Chávez. Declaraciones a su llegada de La Habana, Cuba. 7 de diciembre de 2012.
http://todochavez.gob.ve/todochavez/1-declaraciones-del-comandante-presidente-hugo-chavez-a-su-llegada-de-la-habana-cuba

(6) Dante Alighieri. La Divina Comedia. Purgatorio, Canto XXVII. Pág. 271.

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Publicado originalmente en Epicentro Digital el 20 de abril de 2018.

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