Crónicas oficinescas: Carretera

(Publicado en Épale CCS número 184).

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Carretera

Agarrar carretera bien temprano, cien kilómetros por hora que del apuro sólo queda el cansancio, vamos a pararnos en aquel ranchito a ver cómo sabe este café, uh, calientico, descubrir las distintas versiones de desayuno criollo, el banquito de madera o la sillita de plástico, ¿no tiene mantequilla, señora? Papelón con limón, ese mismo es.

Era fácil saber cuándo Hugo estaba despechado, porque iba y se lanzaba una retahíla de emepetrés del tipo chatarritas, o baladas más bien contemporáneas, de esas que le cantan al amor perdido o al amor nunca encontrado, será de cantar tal mal y repetir tantos lugares comunes. Lo peor es que se las sabía. Uno lo dejaba escuchando su cosa, hasta que ya estaba bueno y había que tomar medidas para que todo volviera a la normalidad, entonces Maiker ponía uno de Eddie Santiago y eso sí es música, damas y caballeros. A veces me llevaba unos de Palmieri para alternar, pero también porque es importante culturizarse, no vaya a ser que tú no hayas escuchado a ese monstruo y no sepas es nada de nada.

Tantas historias. Por ejemplo, andando con los muchachos aprendí a desconfiar profundamente de los gepeese: uno de esos aparatos nos tuvo recorriendo los confines del estado mientras buscábamos la ciudad de Trujillo. Bien entrada la madrugada, cuando creíamos haber llegado a nuestro destino, descubrimos que estábamos en Valera.

Otra noche, rumbo a Amazonas, debimos parar en San Fernando de Apure. Nos alojamos en un hotel de mala muerte, de esos que en Puerto La Cruz llevan por nombre Venus, Júpiter o Saturno. Un aire acondicionado que apenas y echaba aire y mucho menos enfriaba, un colchón deforme, un veterano de esos que uno se imagina héroe de mil batallas, de esos que ha soportado de buena gana todas las cargas porque en el amor como en la guerra todo se vale. Todo bien, incluso la almohada que parecía rellena de estopa. Hasta que intenté conciliar el sueño. Entonces entendí por qué algún huésped garabateó, en el papel ese que pegan en las puertas de las habitaciones con la información de los servicios que presta el hotel: “Las chiripas son gratis”.

A la mañana siguiente, de nuevo: poco a poco, el café, el tarantín, el desayuno, la conversación casual, las sonrisas.

Más allá de todo chauvinismo, Venezuela es esa hermosura que se nos revela cuando uno baja los vidrios y presta atención. Es ese aroma a país real que lo impregna todo cuando el carro se para, uno abre la puerta, pone los pies sobre la tierra, toma aire, estira los brazos. Cómo no amarla. Dígalo ahí, Hugo.

2 Respuestas a “Crónicas oficinescas: Carretera”

  1. Y así se nos irá la vida orgullosamente, amando a esta tierra y descubriendo a cada paso como amar y entender a sus habitantes …

  2. Así es la PATRIA, la única, la PATRIA GRANDE, como bien dijo HUGO, «La PATRIA es una sola, no hay pequeñas patrias», Estimado colega Reinaldo Iturriza, esperamos reunirnos pronto: el 1ro de agosto de 2016, arranca SUR-TESTIMONIOS 2016 / CORREDOR TEATRAL SOCIALISTA NUESTROAMERICANO. Desde el Estado Bolivariano de Miranda a Valle Guanape, Puerto Ordaz, Tumeremo, Santa Elena de Uairem, Brasil-Pacaraima, Boa Vista, Villa Equador, Manaus, Humaita, Porto Velho, Guajara-Mirín, Bolivia-Guayaramerin, Riberalta, Australia, Rurrenabaque, Caranavi, El Alto, La Paz, Oruro, Potosí, Tupiza, Villazón, Argentina-La Quiaca, San Salvador de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Capilla del Monte, Córdoba, Rosario, Boulogne, Buenos Aires. en el este Camino, la Memoria Viva de NUESTRAMERICA. LA PATRIA.
    ENCONTREMONOS CAMARADA.

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