Sentido de los comunes: Ojos que no ven

Noche de compras en Garzón carrito

Al sentido común del neoliberalismo, que hoy vuelve a instalarse entre nosotros, hay que responder con el sentido de los comunes.

Si se consumara la derrota de la revolución bolivariana se acabarían las colas, paulatinamente. Comenzarían a aparecer todos los productos.

Una parte de la sociedad tendría acceso a ellos, no importa el precio. La otra parte, mayoritaria, lo perdería casi todo. Entre otras cosas, el dinero no le alcanzaría para comer. “¿Acaso no es eso, justamente, lo que ya sucede con un número creciente de personas?”, ripostarán algunos, enfurecidos, como automáticamente. Y sí: eso es justamente lo que sucede. Pero esa no es, como pudiera esgrimirse, la demostración del fracaso de la revolución bolivariana. Si algún pecado cometió ésta, fue proveer de alimentos suficientes a millones de personas que antes malvivían en la pobreza, si no en la miseria. Y en una sociedad como la nuestra, ese es un pecado imposible de expiar.

Se acabarían las colas, paulatinamente, y comenzarían a aparecer todos los productos. Anaqueles repletos de productos. Y tal vez se pondría de moda tomarse alguna selfie mientras se pasea plácidamente por el supermercado, para que el mundo atestigüe lo bien que estamos.

Algunos.

Mientras tanto, millones volverían a ser invisibles. Millones que desaparecerían junto con las colas. Pero ya lo sabemos: ojos que no ven, corazón que no siente.

Es posible que usted lo sepa, aunque le cueste reconocerlo. Tal vez, muy en el fondo, usted albergue la esperanza de ser uno de los afortunados.

“¡Es que el Gobierno fue incapaz de salvarnos!”, seguirán gritando los arrepentidos y los conversos. Es el griterío de los que intentan disimular que han sucumbido al sálvese quien pueda.

No hace falta ser adivino para saber qué ocurriría. Tal es la naturaleza de las fuerzas que hoy se dan banquete viendo cómo la revolución bolivariana atraviesa por su peor momento. Fuerzas que incluyen a los cobardes y traidores que, desde dentro, conspiran para que el pueblo resulte derrotado.

Síganlo intentando. Nosotros no desistiremos.

6 Respuestas a “Sentido de los comunes: Ojos que no ven”

  1. Compañero, excelente entrada. En el supuesto negado de retorno de la derecha es el real desprecio a los «nadies» y el retorno de su condición de narginales, marginados por el sistema y por la ley. Hoy tenemos voz y no debemos silenciarnos. Denunciar esa mentalidad de «clase media» que se ha creado en nuestro pueblo, es necesario, decir también que los medios de comunicación han cumplido un rol protagónico a este respecto y que el «desarrollo humano» no es el resultado de la obtención de bienes y servicios. Y que esa frase de «El Socialismo no cae del cielo» sea más que discurso de nuestros dirigentes también en su práctica: «su ejemplo».
    Con tu permiso lo comparto por mis redes esperando que mis compañeros puedan leerlo.
    Un abrazo.
    -Ennio-

  2. Otro pecado nuestro fue que no nos preparamos para esto, aun conociendo que iba a venir, los datos de lo que había sucedido en otros países, no le paramos, la bonanza creada y acomodaticia, la felicidad del cambio ficticio, fue dado no trabajado, una Revolución no dura en esa forma. Una REVOLUCIÓN es para mí, IDEOLOGÍA, LUCHA, TRABAJO y SACRIFICIO.
    La primera muy poco; la segunda, en los acontecimientos; la tercera, nada y si se hacía, no se terminaba o se descomponía; y la última, quién? Solamente NUESTRO HUGO, que lo hizo, que lo llevó hasta la muerte.
    El imperio conoce nuestras debilidades, más que nosotros mismos, nos domina, aunque nosotros digamos que no, hemos sido transculturizados desde hace muchos años, principalmente a las nuevas generaciones, fácil presa de lo mediático, que es donde el imperio invierte grandes cantidades de dinero, sabe donde dar(necesidades, principalmente en el estómago).
    Nos faltó y es un pecado capital, LA COMUNICACIÓN DIRECTA, como nos lo decía NUESTRO HUGO, ahora usamos la tecnología, pero a quien le llega, el gobierno ha hecho un estudio sobre eso, no lo creo, nada más hay que preguntarle a uno que se dice chavista de apie y que uno sabe que si es de lo que hace el gobierno, no lo sabe, no es porque no quiera, sino que su forma de vivir no le da tiempo para eso y así son la mayoría, ahí es donde tenemos que estar nosotros.
    Lo que escribo es bajo mi responsabilidad, porque lo vivo, veo la verdadera situación del País, mal, y seguimos con lo mismo dando, dando, es un buen fin, pero la costumbre no termina. gracias

  3. Mucho sentimiento en tus reflexiones, Dios nos proteja. No sé en que momento la acción del estado se volvió lenta y pesada. Lo que está más claro es que la corrupción capitalista penetró brutalmente todas las capas sociales, cuando hablo con vecinos y amigos, que no son artistas, solo se habla de negocios y dinero. Todos se sienten empresarios, comerciantes. A donde vá un país cuando la mayoría de sus habitantes quieren vivir de usufructuar lo que una minoría produce. Producir no dá, según el antivalor de moda, lo que dá es vender. Tambien ha Hecho falta voluntad política para combatir muchos antivalores, no es possible que la propaganda radiobemba haya convertido a el mototaxi como la opción primera de trabajo de hombres jóvenes que pasan horas sin hacer nada, sentados en las pseudo paradas ilegales, como observadores e informantes de las mafias de secuestro, robos, narcotráfico y bachaqueo. No son todos, pero casi. Sigue siendo la educación y la cultura nuestras mayores necesidades, y el nefasto panorama exige la imposición del orden urgente, para mí hasta represiva, y el reimpulso del pensamiento bolivariano, los valores patrióticos y campañas permanentes de educación ciudadana, pues lo que necesitamos urgentemente son ciudadanos respetuosos y temerosos de las sanciones contenidas en las leyes ya que no podemos ponerle un policía a cada venezolano para que no comenta infracciones. Si la patria es el hombre, amar a la patria es amar a nuestros iguales y cualquier delito que se cometa contra un ciudadano o falta a la ley es una afrenta a la patria, este concepto es vital repetirlo hasta la saciedad pues el capitalismo salvaje que estamos practicando en Venezuela contiene agresión y violencia como condimento cotidiano en cosas tan insignificantes como comprar pan. Insistamos en multiplicar panes y peces. Un abrazo.

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