Con Elías, Miranda Será Otro Beta


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Luidig Ochoa es el talento creador de esa genialidad al mismo tiempo transgresora y aleccionadora que es Cárcel o Infierno, serie animada cuyos primeros once capítulos acumulan más de 9 millones 300 mil vistas en YouTube, algo sin precedentes en Venezuela.

El motivo de la pieza de Luidig es el respaldo que viene prestando Elías a Miranda Será Otro Beta, un movimiento/campaña de alcance estadal que tiene trajinando desde finales de 2011, y que comienza a replicarse en otros estados del país.

Pero, ¿de qué se trata Miranda Será Otro Beta? ¿Acaso es una iniciativa restringida a lo electoral?

Leamos detenidamente lo que plantean en su Manifiesto:

«Somos jóvenes, colectivos de colectivos, activistas y luchadores. Jóvenes que nos movilizamos a través de la acción directa. Estamos inventando nuevas formas de organización. En el Otro Beta estamos los que la sociedad excluye, nos producimos un lugar, un reconocimiento. Nuestras formas de accionar (deportivas, artísticas, culturales, productivas) se rebelan contra las formas y modelos que nos imponen. Nos movilizamos para generar transformaciones y procesos de organización colectivos. Por eso somos autogestionarios. El Otro Beta no espera una ayuda, sino que juntos somos los que resolvemos nuestras problemáticas (no comemos cuentos). Y es que en el Otro Beta no somos beneficiarios. Somos actores de cambio, agentes de creación, creemos en el trabajo horizontal. Defendemos el trabajo y reconocimiento colectivos.

«Estamos en contra del Beta, que representan las acciones o situaciones que nos desmovilizan (acciones burócratas), la delincuencia de menores, la indiferencia y desocupación juvenil. Todos los sistemas y acciones que nos excluyen y quieren dominarnos. El Beta es cualquier forma de violencia, es la discriminación, la rutina, el aburrimiento, la monotonía, la utilización de los mismos modelos, el embarazo adolescente y el capitalismo, que vemos representado por un sistema en el que pocos pueden mucho y muchos están jodidos.

«Pero el Otro Beta representa cruce de realidades, nuevas formas de organización, de producción de vida que nos construimos los jóvenes, nosotros para nosotros. El Otro Beta busca reconocimiento y liderazgo para los menores que no tienen opciones de ocupación del ocio, sin violencia y con nuevas opciones de recreación. El Otro Beta es libertad de expresión, de acción, a través de la capacitación, formación, no exclusión, utilizando nuevos métodos que proporcionen bienestar colectivo para los jóvenes. En el Otro Beta nuestros principios son el amor, la cultura, la enseñanza, el anticapitalismo y el poder de elección de las chamas y chamos».

Dice la voz en off en la animación de Luidig:

«Los chamos del barrio en Miranda por mucho tiempo teníamos cancha sólo en la cárcel y en el cementerio. No contábamos sino para las crónicas de sucesos. Hoy estamos es luchando porque Miranda sea Otro Beta. El pueblo está inventando y el gobierno obedeciendo. Juntamos fuerzas y nos apoderamos. Elías es Otro Beta porque confía en nosotros. Y con Elías, Miranda Será Otro Beta».

No sólo está claro que el Otro Beta es una iniciativa que va más allá de lo electoral. Lo notable del Elías candidato a la gobernación (y antes lo hizo como Vicepresidente Ejecutivo) es haberse sumado a la tarea de crear las condiciones que hicieran posible la emergencia o la visibilización de este sujeto rebelde que reivindica nuevas formas de acción y organización, que exige un lugar («nos producimos un lugar»), que se define como apoderado y no como beneficiario, y que exige reconocimiento.

Esta idea-fuerza del reconocimiento, que se repite una y otra vez en el Manifiesto, y que está presente de manera implícita en la animación de Luidig («Elías es Otro Beta porque confía en nosotros»), es una de las más poderosas y movilizadoras, y en ella es preciso detenerse para entender el profundo impacto que ha tenido una serie como Cárcel o Infierno.

De entrada hay que desconfiar de toda interpretación que se limite a dejar constancia de la supuesta intención que tendría Luidig Ochoa de hacer apología de la violencia. Luidig no sólo es un animador extraordinariamente talentoso. Es además un joven que ha padecido el infierno carcelario venezolano, de manera que conoce de primera mano la historia que nos cuenta por entregas. Nada más alejado de una visión «romántica» del autor sobre la violencia, las cárceles o la delincuencia.

Luego, el mismo Luidig lo ha expresado en numerosas oportunidades: Cárcel o Infierno envía un mensaje a los jóvenes encandilados por el mundo de la delincuencia. Les hace un llamado a la «conciencia», porque la cárcel no es juego ni es fiesta, sino sufrimiento. Esto es lo que la serie tiene de aleccionadora.

Pero también es transgresora, y no podía ser de otra forma. Si Cárcel o Infierno transgrede, sorprende, impacta o hiere sensibilidades, es porque muestra una realidad que algunos quisieran mantener oculta, porque de su invisibilización depende, por ejemplo, que la cárcel siga siendo un espantoso negocio que se paga con sangre.

Una revolución no puede desconocer esta realidad. De hecho, se diría que una revolución tiene sentido sólo en la medida en que significa el esfuerzo por transformar radicalmente tal estado de cosas.


Reconocer un problema es el primer paso para solucionarlo. Lo que nos plantean los jóvenes de Miranda Será Otro Beta es que ellos son parte de la solución, no el problema. Ellos exigen reconocimiento, que cese la violencia simbólica que los excluye e invisibiliza, de la misma forma que Luidig Ochoa clama porque cese la violencia en las cárceles, en las calles.

Elías reconoce estos problemas. Es por eso que con Elías, Miranda Será Otro Beta.

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