Salud).
Concluido el proceso de primarias del PSUV, el PPT manifestó su disposición a darle cobijo «a esa mayoría silenciosa que no se siente identificada con esas opciones que hoy polarizan». Más que simple, su análisis fue pueril: si en las primarias opositoras votaron casi 185 mil personas y en las del PSUV alrededor de 2 millones 500 mil, dado que el registro electoral está conformado por más de 17 millones de personas, el universo de electores susceptible de atender el llamado del PPT estaría integrado por más de 14 millones de votantes.
Esta lógica de razonamiento, que pasa por la sobrestimación del voto independiente y, por tanto, la sobrestimación de la propia fuerza, es similar a la que soporta los análisis de la encuestología: como consecuencia inevitable de la polarización, el mercado político está en alza, y sólo resultarán beneficiados quienes se dispongan a invertir su capital político de manera audaz. Sin una buena dosis de audacia será imposible la consolidación de un eventual liderazgo opositor emergente.
Audacia implica, en primer lugar, una valoración adecuada de los principales vicios de la partidocracia, esos que hacen que los partidos opositores inspiren tanta desconfianza y rechazo entre la población votante. Pero implica también, y he aquí la tarea más difícil, disposición suficiente como para rescatar valores o «bienes políticos» asociados al chavismo originario. Del amplísimo espectro político opositor, sólo una fuerza parece haberlo entendido: Leopoldo López y su Voluntad Popular.
No debe ser interpretado como cosa casual el hecho de que Voluntad Popular se autodefina como un «Movimiento Social y Político», aunque no descarte «la posibilidad de realizar en un futuro una inscripción como organización político partidista». Sin embargo, «esa es una decisión que deberá ser tomada por todos sus miembros y respetando principios de democracia interna y de participación activa en la toma de decisiones». Tampoco debe desestimarse la importancia que otorga al trabajo barrial, a través de sus «Redes Populares«.
Pero hay más: en el fragor de las agrias discusiones para lograr el «consenso» sobre los candidatos opositores a las parlamentarias, López declaró que la propuesta debía incluir a «representantes de los gremios, de los sindicatos, del movimiento estudiantil, de los independientes y de los partidos políticos; porque los partidos no pueden tener el monopolio del Poder Legislativo o [ser] los dueños de la unidad». En otra parte declaró: «No le podemos plantear a los venezolanos… el esquema de la imposición cogollérica… donde 3 ó 4 políticos deciden el futuro de miles; por eso hemos planteado la apertura democrática de la oposición».
En otras palabras, para intentar granjearse el apoyo del voto «independiente», López ensaya un discurso mediante el cual intenta reapropiarse de significantes, prácticas y afectos propios del chavismo originario: sentimiento anti-partido (de allí que Voluntad Popular se autodefina como «Movimiento»), democracia de base («democracia interna»), democracia participativa y protagónica («participación activa»), trabajo de base («Redes Populares») y pluralidad de sujetos políticos («los partidos no pueden tener el monopolio del Poder Legislativo»).
Inevitable plantearse la hipótesis: a pesar de la retórica sobre la polarización y el enorme peso del electorado «independiente», todo parece indicar que la estrategia – de la que hace parte la encuestología – está dirigida a minar las bases electorales del chavismo, a captar el chavismo descontento. Sin discurso proto-chavista no hay voto chavista – que no es lo mismo que voto «independiente» –, pero sobre todo no habrá liderazgo opositor alternativo.
Reinaldo, acaso no esté demás apuntar que el "chavismo originario" aparece como un "movimiento" (MBR-200, que después degeneró en MVR). Sin duda, la estrategia es la de la "apropiación" del discurso del chavista, desmarcándolo de Chávez y vaciándolo de contenido revolucionario. Eso está bien; al menos demuestra un poco de inteligencia en algún sector opositor, que hasta ahora no había definido otra estrategia que la de la conspiración abierta. Lo grave, a mi entender, es que es el chavismo dirigente actual el que permite que se "quiebre" la militancia, abriendo grietas por donde se infiltra el "enemigo". Cabe la pregunta: ¿qué otro puede aprovechar esas grietas, esas fracturas, ese descontento del chavismo de base? El descontento chavista puede devolvernos hacia la derecha, con Leopoldo a la cabeza, pero también podría radicalizar el proceso hacia una revolución mucho menos burocrática, corrupta e ineficiente, y acaso, de a poco, va llegando la hora de empujar hacia allá, pero entendemos que eso pasa, "todavía", por mantener el liderazgo de Chávez.
¡Salud Reinaldo!…Excelente puntería la del compa José Javier Franco. No tengo los elementos de…digamos, racionalidad política; o no veo una verga que no sé ahora, pero antes llamaban “condiciones objetivas”, pero el premonitorio malandro que he venido cultivando en las últimas décadas me dice que más bien “también podría radicalizar el proceso hacia una Revolución…”. En cuanto a la migajita de inteligencia que José Javier le atribuye a algún sector de la oposición…tal vez, pero esto es apenas un mínimo alivio al hastío que nos produce tanta torpeza, lo que no hay que perder de vista es que la conspiración es inherente a la ultra derecha, sea abierta o encubierta…o como dijera Armando Molero o Althusser, ya no recuerdo, “perro que come manteca, mete la lengua en tapara” Un abrazo, hermanito
José Javier:Exactamente compi, la derecha se cuela (o intenta hacerlo) por nuestros flancos débiles. Esa reapropiación del discurso proto-chavista es un "fenómeno" asociado a cierto vaciamiento del discurso proto-socialista en el chavismo oficial.Wlfredo:Jejeje, fue Althusser cámara.