El estudio del Centro Gumilla sobre Valoraciones de la democracia en Venezuela revela que el 42% de los encuestados se autodefine como chavista, el 33% como antichavista y el restante 25% como independiente. Es preciso advertir que tal cuadro no expresa necesariamente la actual correlación de fuerzas: el estudio fue realizado entre septiembre y octubre de 2009.
Resulta curioso, sin embargo, la significativa discrepancia entre los resultados del Centro Gumilla y los que ofrecía en octubre de 2009 esa institución señera de la encuestología que es Datanálisis: según ésta, el 54% de los consultados se autodefinía como independiente, el 21,5% como chavista (o «pro-gobierno») y un 17,4% como antichavista. Pero hay más: en la medición que publica la encuestadora en abril de este año, el 47,1% se habría declarado independiente, el 25,3% opositor y sólo un 22,6% como «pro-gobierno». Esto es, disminución progresiva de los independientes, avance notable del antichavismo, ambas variaciones en desmedro del chavismo que, a pesar de haber aumentado ligeramente, iría a la zaga.
¿Cómo explicarse tamaña discordancia entre las mediciones realizadas por ambas instituciones? Hipótesis: para los encuestólogos, el voto independiente es como el aire que respira, sin él es imposible la vida. La encuestología sólo es capaz de legitimarse como fuente de saber autorizado en la medida en que ofrece luces en medio de la incertidumbre. ¿Qué cosa más incierta que las motivaciones políticas de los independientes, esa masa indiferenciada que no está con unos ni con otros, pero que a pesar de todo acaba inclinándose, la mayor parte de quienes la integran, por una u otra opción, llegado el clímax electoral? En otras palabras, la encuestología vendría a ser la única «ciencia» capaz de medir las fluctuaciones de los independientes en cada coyuntura, por lo que sería preciso recurrir a sus servicios al costo que sea.
Afirmar que la «ciencia» encuestológica es un negocio muy lucrativo no significa que deba ser menospreciada. Antes al contrario, precisamente su condición de «ciencia» le otorga la fuerza suficiente como para producir efectos de poder o, dicho de otra forma, participar de la lucha política como un actor más. No hay que olvidar que, después de todo, el saber que produce está al servicio de una causa noble y democrática como ninguna otra: salir del zambo.
Salir del zambo implica la emergencia de un liderazgo opositor alternativo que sea capaz de sobreponerse al profundo descrédito de la partidocracia: según Datanálisis (abril 2010), a pesar del declive del chavismo, el 21,8% de los encuestados se identifica con el PSUV, mientras que sólo el 17,6% se identifica con los partidos opositores – el 47,9% no se identifica con ningún partido. Entérese, ese líder emergente tiene nombre y apellido: Leopoldo López.
Pensando lo mejor de ella, es decir, que no sea manipulada para sostener tal o cual enunciado, la encuesta lleva consigo el azar y, por lo mismo, sus resultados son casi siempre fortuitos, hijos de la casualidad. Según el DRAE -cementerio de nuestra lengua pero también y al mismo tiempo recolector de nuestros usos del lenguaje- el azar está casi siempre relacionado al infortunio, a la "desgracia imprevista" (2da acepción) y cuando se trata de definir que algo se realiza "al azar" no le tiembla el pulso al señalar que ha sido realizado "sin rumbo ni orden". Y ahí si es verdad que toda noción de "ciencia" se hace añicos.
… Es cierto Reinaldo, que los encuestólogos opositores terminan confundiendo sapos con ranas y semerucos con moras; y claro, por eso les va como les va, para decirlo a la usanza de Alberto Nolia… ¡pero mosca!… todavía tengo fresca en mi memoria la chiripitifláutica explicación, por no decir termoplítica, que dio Chávez cuando perdimos Miranda y el municipio Sucre… me refiero a su explicación (casi que justificación) en las primeras de cambio… ¿recuerdas?.Un abrazo, compa
Algunos cometarios cortos, por ahora!Toy full asi que no puedo dar mucha cancha a escribir. Sin embargo no aguante la tentación de dejar algo. Revisé con detalle los resultados del trabajo y hay conclusiones bien interesantes. Algunas para no creerles a la oposición, otras como para no respirar muy tranquilos. Pero hay un detalle que no se me escapa. Cada quien jala la brasa pa su castaña (o sardina, dependiendo del gusto). Es interesante los resultados mostrados en la encuesta con respecto a la iglesia y a la percepcion que los ciudadanos tienen de ella. Aparece como muy bien ubicada para mi opinión.José Javier, yo usualmente decia: existen las mentiras, las grandes mentiras y la estadística. Sin embargo, si la estadistica se maneja con juicio científico puede darnos información con un buen grado de aproximación (como pasa en toda ciencia que trabaje con la realidad, solo las ciencias abstractas pueden ser exactas, y por demás irreales). Nada tiene que ver con el fortunio o infortunio. Y ya por demás es muy bien sabido que la realidad y el mundo físico (y dudo que el social escape a ello) no son determinísticos sino estocásticos.Así que con una certidumbre del 90% te digo que no tiene que ver con el azar 🙂 Aunque como diría Einstein, Dios tambien juega a los dados…Reinaldo creo que vas a escribir un parte III, quedé como incompleto 🙂 Creo que ese tema tiene todavia mucha tela para cortar…
José Javier:El caso Datanálisis demuestra que la encuestología es una "ciencia" en extremo azarosa.Wilfredo:Lo recuerdo. Sólo te adelanto esto: en el chavismo deberíamos estar haciendo un esfuerzo por entender las causas del hastío por la política. Pero sospecho que para algunos tal hastío ni siquiera existe. Ven en las encuestas que el PSUV sigue siendo el principal partido del país, y creen que con eso es suficiente.¿El problema? Reconocer el hastío supone disposición para la autocrítica y voluntad para profundizar la radicalización democrática del proceso.Dany:Se viene la tercera y última parte. Pero, ciertamente, es imposible agotar el análisis en tres entregas. Supongo que retomaré el tema más adelante. Por ejemplo: ¿por qué la valoración que hacen los "socialistas del siglo XXI" (en el estudio del Centro Gumilla) sobre los partidos? Curioso.