(Va el quince de Ciudad CCS, cuya primera parte fue publicada este jueves 10 de diciembre de 2009, mientras que la segunda está prevenida al bate. Aquí va completo, de una vez.
Soy de los que cree que el Aló, Presidente número 345, del pasado domingo, en Maracay, al menos el largo segmento en que Chávez se extendió sobre el asunto de los bancos recién intervenidos – es decir, tipo 3 pm en adelante – fue un programa particularmente noticioso, por decirlo un tanto eufemísticamente. Voy más allá: pienso que tal vez marca un antes y un después en la relación del hombre con su entorno. Por las razones que expongo más abajo – o digamos, por las hipotesis que sugiero. Todo lo cual está por verse, naturalmente.
Veinticuatro horas después, y más o menos convencido de que los medios oficiales entenderían la importancia de registrar en extenso y analizar tanto las reflexiones como las críticas, las revelaciones y los anuncios que hiciera Chávez, me revisé todas sus sitios electrónicos, uno por uno. Ya había decidido escribir algo sobre el asunto y necesitaba refrescar algunos pasajes del programa: prestar atención al lenguaje corporal del tipo, leer entre líneas, verificar la reacción de los presentes y, en fin, intentar identificar algún detalle relevante que se me hubiera escapado la primera vez.
El resultado fue un tanto frustrante. Salvo excepciones, que siempre las hay, la cobertura fue parca, plana, enjuta, pobre, como si en Venezuela, además de la luz, faltaran las palabras y tuviéramos que racionarlas. Repetitiva, escueta: algunos medios oficiales se dan incluso el lujo de editar – es decir, de recortar – las notas de prensa de otros medios oficiales. Recordé, por cierto, un excelente artículo recientemente escrito por Luigino Bracci, uno de los cerebros de ese monstruo de la comunicación popular que fuera Aporrea, y hasta hace poco el web master de la que llegara a ser la mejor web pública, la de YVKE Mundial – hasta que alguien decidiera, nadie entiende por qué, acabar con esa experiencia. Así comienza el artículo de Luigino: «Si de algo se dan tupé los medios del Estado, es de censurar al propio Presidente de la República». No lo dude: vaya y léalo.
¿Registro audiovisual? Casi inexistente. ¿El programa completo, disponible para su descarga? Imposible. Habrá que esperar algunos días.
Supongamos, cámara… sí, usté, el que está parado por allá, haciéndose el loco, supongamos que usté es fanático de la serie gringa House. ¿Sabía usté que teniendo instalado en su computadora un programita bien sencillo, puede descargar, en un tiempo bastante razonable, el último capítulo de la serie, inmediatamente después de su transmisión, allá, en Estados Unidos? Sí, es cierto, ese capítulo sólo dura unos cuarenta y dos minutos, y el Aló puede durar seis horas. ¿No puede subirse por partes? ¿Qué razones – que no son técnicas – nos impiden tener disponible la primera hora, o las dos primeras horas de transmisión del Aló, incluso antes de que termine el programa? Imagino que razones habrá muchísimas, pero de esas que pertenecen a la familia de la razón burocrática.
No me quedó otra alternativa que comenzar a consultar con los cámaras que desde hace tiempo han entendido que si se tienen los yerros para librar, desde cada trinchera, la guerra comunicacional, es casi un crimen dejar de hacerlo. Lo que está en juego es demasiado, como para dejárselo al funcionariado que aún no termina de comprenderlo, tal vez porque simplemente no le interesa. Fue así que acudí al cámara Michel Zaragueta, que una hora después ya me había respondido, confirmándome que, en efecto, tenía todo el programa grabado y me preguntaba qué parte necesitaba. Así que si les parece que el fragmento del Aló que aquí les dejo se ve un poco borroso o se escucha un poco bajo, recuerden las circunstancias que hicieron posible copiarlo acá.
En fin, están los que no hacen más que repetir el discurso de Chávez, o mejor dicho, los que toman de su discurso lo que les conviene y lo repiten hasta el cansancio para parecer chavistas. Están los que jamás escuchan al tipo, pero que se las saben todas. Están los responsables de registrar adecuadamente lo que el tipo dice, pero no lo hacen. Y el hombre sigue, habla que habla, día tras otro, para que el mensaje llegue, equivocándose algunas veces, acertando otras, pero el hombre no para.
Porque no hay que parar. Y aquí seguimos.
Chávez, cámara, algunas instrucciones para reducir el margen de error: desconfiar de los que no hacen más que repetir el discurso tuyo. Ignorar a los que se las saben todas. Escoger mejor a los resposables de registrar todo este asunto que llamamos revolución. Pero sobre todo, escuchar a la gente. Si hasta los medios oficiales te censuran, para que el mensaje llegue, pues escuchar el mensaje de la gente.
¿Una primera medida, muy sencilla? Que la gente vuelva a llamar al Aló, Presidente.
Salud).
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Yo, que por principio reniego de los exegetas de Chávez, vengo a contarles lo que a mi juicio sucedió durante el Aló, Presidente del domingo 6 de diciembre, ese que mucha gente hoy comenta a pesar de no haber visto.
Sucedió que se acabó el mito del Chávez desinformado, del Chávez ignorante de cuanto acontece en su entorno. Ese mito que buena parte del chavismo ha hecho suyo para exculpar al zambo de los errores cometidos por algunas de las figuras que lo acompañan en la gestión de gobierno. O para trazar una línea infranqueable entre el líder que nadie discute y los que acumulan fortunas a la sombra de la revolución.
Sucedió durante mucho tiempo que Chávez cargó, con toda la razón o sin ella, con la responsabilidad de los desaciertos de la gestión gubernamental. El chavismo, muchas veces con razón, insistía en librarlo de responsabilidad: al fin y al cabo, Chávez no puede ser el alcalde de toda Venezuela. Desde el chavismo popular el razonamiento siempre fue más lúcido: en la medida en que esta revolución no la construye exclusivamente Chávez, sino principalmente el pueblo; en la medida en que sin pueblo no hay revolución, al pueblo le corresponde hacerla, y tal es su responsabilidad histórica, porque las revoluciones ni vienen hechas ni las hacen líderes iluminados.
Lo que no sucedió nunca fue que Chávez asumiera la responsabilidad por los delitos cometidos por los ladrones que se disfrazan de rojo. Por una razón simple: el hombre no es un ladrón. Que hay delincuentes que se valen de sus conexiones con funcionarios públicos para robar: eso lo sabe, y lo resiente, cualquiera que milite en el chavismo. En algunos casos, ni siquiera hace falta que se le presenten pruebas, tal es la descarada ostentación de la riqueza mal habida. Incapaz de comprender la inacción de la justicia, el chavismo volvía a echar mano del mito: Chávez es ignorante de todo aquello. O su variante: Chávez no es juez, por tanto no es a él a quien corresponde impartir justicia.
Desde el pasado domingo, sin embargo, este mito perdió su eficacia. Luego de una detallada exposición sobre los presuntos (las circunstancias obligan) delitos cometidos por los dueños y directivos de varios bancos privados, el hombre dirigió duras palabras contra Arné Chacón, el hermano del hasta entonces Ministro de Ciencia, Tencología e Industrias Intermedias, Jesse Chacón, de quien aceptó la renuncia. Pero además, y esto es lo decisivo, envió un mensaje claro a sus enemigos más acérrimos, a su entorno, al chavismo y a la sociedad venezolana toda, en ese orden. Repitió ambas frases, como para que a nadie le quedaran dudas: «Yo lo sé. Lo sé. Estoy al tanto. Estoy al tanto».
Lo que Chávez sabe es que «el enemigo tiene muchas armas… y juega duro». Está al tanto de «que hay una operación… muy intensa para ir derribando… las columnas» que lo acompañan. Como saben que el hombre no escucha cantos de sirena, lo quieren solo. «Solo espiritualmente. Solo moralmente». Hasta que no tenga a nadie a quien llamar para pedirle ayuda o encomendarle una tarea, «y uno sepa que va a actuar, pero hasta el final de las consecuencias». Chávez sabe que «el enemigo está buscando… crear redes que vayan enredando a todo el mundo. Yo lo sé. Lo sé. Estoy al tanto. Estoy al tanto. Y ahora debo prender más las alarmas».
Activadas las alarmas, enterado Chávez, una «confesión» de tal naturaleza ha producido un estremecimiento a lo interno del chavismo. La oposición, qué duda cabe, no termina de asimilar la iniciativa del zambo. Toman su «confesión» como una prueba de que es cómplice de los delitos cometidos. Otros insisten en el asunto de la gestión – que tanto rédito político les ha generado – y exigen la destitución de todo el Gabinete. Pero si la oposición es harto predecible, no es posible decir lo mismo sobre lo que sucede puertas adentro. Porque el chavismo no está acostumbrado a lidiar con un Chávez que está al tanto.
Para el chavismo esclerosado y conservador, que uno supone aliado natural de los nuevos ricos, una revelación tal lleva el signo de la maldición. Los más paranoicos dirán que Chávez se ha convertido de pronto en un hombre que sabe demasiado. El resto del chavismo – el popular, digamos – al quedar huérfano de mitos, se ha topado con la realidad: Chávez está al tanto de lo que nosotros sabíamos, y ha actuado. Aún desconociendo el verdadero alcance de esta actuación – aún sin saber cuán lejos llegarán las investigaciones, si pagarán todos cuantos la deben – resulta claro que un Chávez que actúa en correspondencia con lo que todos sabemos, es de nuevo el zambo en conexión con su pueblo. Es aire fresco. Es nuevo aliento. La fórmula es simple: es el pueblo volviendo a creer que no está solo, pero también es Chávez terminando de entender que mientras esté con el pueblo, jamás estará solo.
Eres como la décima persona que me ha hablado de lo memorable que estuvo este Aló Presidente. Por fortuna, la página del Aló Presidente monta las grabaciones…http://alopresidente.gob.ve/component/option,com_docman/Itemid,43/task,doc_details/gid,669/
Luigino:Sí, fue la primera página que revisé buscándolo.
En un par de ocasiones lo había escuchado al cmte. "retando" a algunos porque los proyectos se retrasaban por ¿cuestiones varias…? Y no para, no sé de dónde saca tanta energía, pero no para.Excelente post, Reinaldo, gracias.Saludos.
Lo que eacuché ese día fue a un hombre solo, desesperado ante la ineficiencia, ineptitud y corrupción de su entorno, ¡habló hasta de su hermano!! Yo creo que el presidente se está dando cuenta que de sus funcionarios son muy pocos los verdaderos socialistas.
Reinaldo, gracias por todos tus envíos, por tu excelente blog. Yo soy uno que deseo decirle a Chávez, presidente para que soy bueno. Mi lucha quiero que sea un apoyo firme para esta revolución. Quñé rabia siento cuando veo a tanto encapuchado de revolucionario al lado del zambo, como dices tu. Me gusta esa expresión.Bueno Un abrazo revolucionario.
Concuerdo, M
luigino dijo…10 de diciembre de 2009 23:11Eres como la décima persona que me ha hablado de lo memorable que estuvo este Aló Presidente. Por fortuna, la página del Aló Presidente monta las grabaciones…http://alopresidente.gob.ve/component/option,com_docman/Itemid,43/task,doc_details/gid,669/.——–Si lo que sucede es que lo hacen a los tres días de ocurrir el hecho, la única pagina que publicaba las noticias a los minutos era esta:http://www.radiomundial.com.ve/yvke/OJO: En su anterior formato, porque ahora las publica a la semana
Si de algo debe servir esta reflexión es precisamente, que si no estamos solos, no debemos ser temerosos y hay que emprender la ofensiva popular nuevamente. No sé cómo se hace eso, pero habría que agitar prontamente esa segunda oleada
Me impresionó en este post lo centrado sobre si mismo que estaba Chávez… hacía rato que no se le notaba esa autenticidad y frescura. Lo noté menos teatral, pero sin embargo más expresivo… el tipo lo sabe. http://saberypoder.blogspot.com/2009/12/genesis-catorce-dias-despues.html