Nelson Bocaranda, el mismo disturbed old man que escribió sobre los hijos de Jorge Rodríguez, el mismo que se jacta de escribir la columna «más leída en Venezuela» – y ya sabemos que Venezuela significa aquí: esa parte del país que lee El Universal – ha confesado a Roberto Giusti – quien insiste con aquello de que «la columna de Nelson Bocaranda es la más leída del país» – que está angustiado por su familia. En detalle, Giusti interroga:
– ¿No te lleva esta situación a ser más prudente?
– No lo creo. La angustia de uno es la familia y sobre todo por las amenazas de un gobierno y un partido que hacen lo que les da la gana. A quienes bajan la cabeza más duro les dan.
De lo que se concluiría que: 1) la familia amenazada ha sido la de Bocaranda y no la de Jorge Rodríguez; y 2) Bocaranda es el mejor ejemplo de ese periodismo valeroso y combativo que frente a las adversidades de cualquier tipo levanta cabeza en lugar de bajarla, y por eso mismo, por el amor de dios, que no queden dudas, escribe la columna más leída de toda Venezuela.
Bocaranda escribe, altivo y una vez más jactancioso: «El centro de la denuncia no iba dedicado ni a buscar retaliaciones de los vecinos ni a poner en vilo la vida de la familia Rodríguez Pedroso. Muy lejos de mis intenciones pues yo también como padre he sufrido en carne propia el acoso delincuencial al que en esta década hemos estado sometidos. Nuestra columna sí ha estado cargada de denuncias y lo seguirá estando. Siempre he estado abierto al derecho a réplica si alguien se ha sentido aludido con una información que no haya sido verdad. Creo que la credibilidad profesional de más de 47 años de ejercicio del periodismo en los más variopintos medios venezolanos y extranjeros da fe de eso».
Pero no se confundan. Esta breve nota no trata sobre Bocaranda, sino sobre uno grande, ese sí grande, que supo retratar a la bizarra estirpe de la que forma parte el afamado columnista.
Hace poco más de 47 años, entre 1953 y 1956, Mario Benedetti escribió sus Poemas de la oficina. Uno de ellos puede resultarnos particularmente esclarecedor:
El nuevo.
Viene contento
el nuevo
la sonrisa juntándole los labios
el lápizfaber virgen y agresivo
el duro traje azul
de los domingos.
Decente
un muchachito.
Cada vez que se sienta
piensa en las rodilleras
murmura sí señor
se olvida
de sí mismo.
Agacha la cabeza
escribe sin borrones
escribe escribe
hasta
las siete menos cinco.
Sólo entonces
suspira
y es un lindo suspiro
de modorra feliz
de cansancio tranquilo.
Claro
uno ya lo sabe
se agacha demasiado
dentro de veinte años
quizá
de veinticinco
no podrá enderezarse
ni será el mismo
tendrá unos pantalones
mugrientos y cilíndricos
y un dolor en la espalda
siempre en su sitio.
No dirá
sí señor
dirá viejo podrido
rezará palabrotas
despacito
y dos veces al año
pensará
convencido
sin creer su nostalgia
ni culpar al destino
que todo
todo ha sido
demasiado
sencillo.
Demasiado sencillo: la estirpe de los Bocaranda y los Giusti está hecha de aquellos que hicieron carrera escribiendo, escribiendo, escribiendo sin borrones, murmurando sí señor, siempre agachando la cabeza. De ellos queda hoy sólo la palabrota, ellos mismos son una palabrota andante. De la sonrisa jovial de novato, sólo una nostalgia amarga; de aquella modorra feliz, una infeliz agitación de los que, como ellos, van por la vida agachando la cabeza y murmurando sí señor. Por eso, cuando intentan enderezarse, levantar cabeza, cuando nos cuentan que el problema es que son un dolor de cabeza porque escriben, escriben y escriben de manera intachable y son muy leídos, y son otros y no ellos los que agachan la cabeza, traten de entender: el que habla es el dolor de espalda, siempre en el mismo sitio.
Y eso va también con nosotros mismos: tengamos cuidado con los dolores de espalda. No se hacen revoluciones agachando la cabeza.
Gracias, Mario Benedetti.
No te salves.
Que maravilla, como no nos gusta nelson Bocaranda, como nos parece que Nelson Bocaranda está equivocado, como Nelson Bocaranda hace denuncias irresponsables, según nuestra opinión, entónces cualquier cosa que él diga queda invalidado.Así es Reinaldo, ese es el pais en el que la libertad de expresión es solo libre si está en línea con el pensamiento revolucionario.No discutamos ni por un instante los temas que denuncia Bocaranda, insistamos en desacreditar al escritor y no reflexionemos jamás sobre lo que dice.Así lograremos contruir el país socialista que Chavez desea, la pregunta es: ¿De verdad tu quieres que el pais sea así?EL MISMO ANÓNIMO,
Una curiosidad, ¿hay algún otro diario ¿serio? en Venezuela que tenga una sección titulada «Runrunes»? Disculpen la ignorancia, pero creo que ni el grupo Clarín (Arg.) se animaría a ser tan explícito…Saludos.
PS: aunque ahora que lo pienso Pefil runrunea todo el tiempo, sin secciones.
Los Runrunes, que existen desde hace mucho mas tiempo que los últimos 10 años de gobierno ( es decir no están inventados para desacreditar a Chavez), no son ni mas ni menos que la versión opositora de los llamados «tips» de JOSE VICENTE HOY durante el gobierno de CAP y Caldera, que tambien decía cosas sin confirmar y que le había contando un tal Cicerón, ¿recuerdan?.Saludos,EL MISMO ANÓNIMO,
Dínos anónimo cuántas veces demandaron a José Vicente por dar noticias no confirmadas. Cómo vas a comparar unos chismes de vieja loca con una vaina seria como los tips de JVR. Coño chamo ya lo tuyo es de tratamiento psiquiátrico.Diógenes V
Anahi:Columnas similares sí existen. Unas cuantas. Pero es una cuestión de formato, digamos: como en Argentina, aquí la prensa opositora runrunea todo el tiempo.El mismo anónimo a la 1:54 pm del 19 de mayo:Esta nota, y otras que he escrito aquí, tratan «sobre lo que dice» Bocaranda. Ni falta hace intentar desacreditarlo: él mismo lo hace.El mismo anónimo a las 5:17 pm del 20 de mayo escribió: «…que tambien decía cosas sin confirmar».Estamos avanzando, Diógenes: a su manera, pero al menos va reconociendo que el Bocaranda dice «cosas sin confirmar». Es decir, que es un mentiroso pues.