¿Un problema de salud pública?

Desde el momento en que la estrategia de la máquina propagandística opositora es aniquilar, sin más, la democracia en Venezuela, propósito que pasa por la sistemática criminalización o invisibilización de la base social del chavismo, por el ocultamiento deliberado de las agresiones y crímenes que contra ella se cometen regular e impunemente; desde ese momento que es desde siempre, es sencillamente inaceptable que a estas alturas de la historia todavía los haya quienes pretendan, desde la acera digamos democrática, intervenir en el debate público sobre el «problema político» de los medios, apelando a una postura de defensa del derecho a la libertad de expresión que, cuando pasa por alto lo fundamental: la estrategia de la máquina propagandística opositora, es de hecho una defensa en abstracto del derecho a la libertad de expresión.

Pongo en duda la postura de Vladimir Villegas, según el cual el tal «problema político» se solucionaría «transformando radicalmente los medios del Estado y abriéndolos a la crítica, al debate sin cortapisas y a la difusión de los más diversos puntos de vista sobre la vida, la política, la cultura y la economía». El punto es éste: si una transformación tal habrá de ocurrir no será para resolver los problemas derivados de los efectos que produce la máquina propagandística opositora, sino porque ese debe ser el horizonte de cualquier revolución orientada a la radicalización de la democracia, con todo lo que esto implica en términos de apertura a la crítica y debate sin cortapisas.

De manera que el problema está mal planteado: no se resuelve el «problema político» de los medios «transformando radicalmente los medios del Estado», por la sencilla razón de que la transformación de los medios públicos es un proceso que no depende de la resolución del primer problema.

Se dirá que es imperativo neutralizar los efectos que produce la máquina propagandística opositora. El problema, uno adicional, es cómo. Al respecto, sorprende la casi absoluta unanimidad de los voceros gubernamentales en torno a la idea de que algunos medios opositores se habrían convertido en un problema de «salud pública». Nadie en su sano juicio pondrá en duda que los medios opositores habrán producido no pocos desquiciamientos. No por casualidad desde 2002 recorre nuestras calles aquella consigna: «Chávez los tiene locos». Pero si realizáramos el necesario ejercicio de memoria, desde sus inicios la consigna se ha entonado, principalmente, con un significado que pudiera resumir así: «Por más que lo hayan intentando, aquí estamos y aquí seguimos, en revolución, recuperando espacios, ejerciendo poder, ocupando las calles, visibles los que fuimos invisibles, riendo, cantando y avanzando mientras ustedes intentan detenernos». Basta con ir a los archivos y verificar que siempre fue así.

Cosa muy distinta es cuando se habla de los medios opositores como de un problema de «salud pública», cuando de lo que se trata, ciertamente, es de un problema político. Así como es inaceptable que se reduzca un problema político a los márgenes estrechos del derecho, no podemos permitirnos caer en la tentación de la medicalización de la política. Ésta última es de impronta tan conservadora como la defensa en abstracto del derecho a la libertad de expresión. El problema del término «salud pública» es que presupone la existencia de individuos sanos y enfermos. Si la máquina propagandística opositora produce un discurso según el cual existe una «normalidad» democrática amenazada por una «patología» chavista, suerte de cáncer social que habría que extirpar, mal podríamos nosotros reproducir un discurso análogo, según el cual habría individuos enfermos y sanos, o medios que enferman y otros que sanan, como si la revolución no tuviera suficiente con sus propias taras.

Si continuáramos abusando del término «salud pública» y consolidáramos, por consiguiente, esta incipiente medicalización de la política, no estaríamos contribuyendo, en lo absoluto, a neutralizar los efectos de la máquina de propaganda opositora. Al contrario, estaríamos reproduciendo la misma lógica que pretendemos combatir.

¿Cómo neutralizar, entonces, sus efectos? ¿Cerrando Globovisión? Por cierto, ¿alguien habló de cerrar Globovisión? Sospecho que se trata, como ha escrito Ernesto Villegas, de una tormenta en un vaso de agua. Pero vuelvo y repito la pregunta: ¿cerrando Globovisión? No lo creo. De hecho, si respondiéramos afirmativamente estaríamos eliminando de entrada la pertinencia de la primera pregunta: ¿cómo neutralizar sus efectos? Y que yo sepa es imposible neutralizar los efectos de una cosa que no existe.

Para neutralizar los efectos no de un canal de televisión, sino de toda una máquina de propaganda y su estrategia de aniquilamiento de la democracia, lo que hace falta es crear las condiciones que hagan posible la producción de un saber que sepa plantarles cara, un saber que nos permita identificar sus giros tácticos, sus planes de acción, sus flancos débiles y la valoración que hacen de nuestros propios flancos débiles. Un saber no indignado, porque la indignación siempre es reactiva y contraproducente. Porque de hecho, uno de los propósitos de la máquina de propaganda opositora es incitar la indignación, el malestar, el resentimiento, la tristeza y la desmoralización en nuestras filas. Porque presas de la indignación, somos débiles.

Si bien es cierto que la radicalización democrática de los medios públicos no depende de que resolvamos el problema de los medios opositores, también es cierto que una cosa y la otra dependen, esas sí, de que sepamos producir un saber no reactivo. En otras palabras, el problema no son las armas en manos ajenas o nuestras propias armas. El problema es que tenemos que aprender a usarlas.

5 Respuestas a “¿Un problema de salud pública?”

  1. «Para neutralizar los efectos no de un canal de televisión, sino de toda una máquina de propaganda y su estrategia de aniquilamiento de la democracia, lo que hace falta es crear las condiciones que hagan posible la producción de un saber que sepa plantarles cara, un saber que nos permita identificar sus giros tácticos, sus planes de acción, sus flancos débiles y la valoración que hacen de nuestros propios flancos débiles. Un saber no indignado, porque la indignación siempre es reactiva y contraproducente. Porque de hecho, uno de los propósitos de la máquina de propaganda opositora es incitar la indignación, el malestar, el resentimiento, la tristeza y la desmoralización en nuestras filas. Porque presas de la indignación, somos débiles.»Muy bien dicho Reinaldo, este es el punto crucial. Enfrentar propaganda con propaganda es llevar la lucha a un terreno en el que el adversario es mucho más fuerte que nosotros.Si tenemos la razón ¿por qué no usarla?

  2. En un pais democrático ó que pretenda seguir siendolo, no puede hablarse de NEUTRALIZAR al opositor, eso es DESTRUIR VALOR.No solo es contraproducente cerrar un medio, NEUTRALIZARLO, que equivale a su cierre pero desde el punto de vista TÁCTICO, es igualmente contraproducente, pues tambien es una forma REACTIVA y no PRO-ACTIVA de enfrentar un porblema, que no es mas que la DIFERENCIA DE VISIÓN entre un sector grande del país fente al sector gobernante y mayoritario hoy. Debes convivir conmigo y seguir convenciendo a tus partidarios, no aniquilarme (en cualquiera de sus versiones) y mucho menos aprovechándote de que estás en el poder y puedes usar incluso mis propios recursos.Convivir, negociar conmigo permanentemente agranda las posibilidades para todos y es lo leal, ético y productivo para todos.Es eso lo que se extraña tanto en estos tiempos de Revolución.GUSTAVO J MATA, no tienes la Razón, al menos no la razón absoluta, y es ese precisamente el problema, habemos otros venezolanos con otras razones tan válidas como las tuyas, con lo cual usando tu razón, a troche y moche solo se genera mas reactividad, y así vamos en una escalada terrible que no conviene a nadie.Me gustan tus reflexiones Reinaldo, aunque muchas, como de costumbre no las comparto.Saludos,EL MISMO ANÓNIMO,

  3. Gustavo:Mira lo que escribía Theodor W. Adorno:»Propaganda para cambiar el mundo: ¡qué absurdo! La propaganda hace de la lengua un instrumento, una palanca, una máquina. Fija la constitución de los hombres, tal como han llegado a ser bajo la injusticia social, al mismo tiempo que los pone en movimiento».El mismo anónimo:Como la democracia debe ser preservada, estamos obligados a neutralizar los efectos que produce la máquina propagandística de los que quieren aniquilar la democracia. ¿Cómo? De eso trata mi artículo.¿Es suficiente con la democracia que tenemos en Venezuela? No. Hay déficit de democracia. Por tanto, lo que corresponde es la radicalización democrática de este proceso. Eso implica pluralidad de opiniones, y por tanto no significa «neutralizar al opositor». ¿Eso incluye llamados abiertos a la aniquilación de la democracia? No. Y el que así lo pretenda, que se atenga a las consecuencias.Pero no: aquí van a llorar a las faldas de CNN.

  4. Bueno, en mi caso cuando digo «problema de salud pública» me refiero a toda la televisión en si, inluso el Cine, especialmente el proveniente de Hollywood, usado por los poderes para controlar sociedades y crear patrones de conductas para el consumismo. Si, estoy convencido de que existen individuos enfermos y sanos, los primeros son los que con su comportamiento (inducidos por la Tv y el Cine) ponen en peligro el bienestar de otros individuos de la sociedad; los segundos que tienen la conciencia del poder que representa la Tv en manos tanto privadas como del Estado.El principal problema con la Tv, en mi opinión, es que es privada. Lo llaman «medios de comunicación»; pero nada más lejos de la realidad, por allí el único que se comunica es el burgues capitalista trasnmitiendonos su mensaje. Tampoco estoy de acuerdo que existan canales del Estado, porque sería un medio de convencimiento de que su gestión funciona y dificilmente la usaría para la autocrítica, a pesar de que en VTV existen programas que rompen esa regla.¿Cuál es la solución?, la Tv debe estar en manos del pueblo, los canales deben ser sociales: de la gente, por la gente, para la gente. Por ejemplo, un canal o programa para los militares, otro para las amas de casa, otro para los estudiantes, profesionales, etc. Donde la gente realmente se exprese y no el poder dominante tratando de convencernos de algo.El Mismo Anónimo indicaba en otro post que él lo que defendía era sus derechos y no los de Globovisión, y que contribuye con el pago a VTV. Bueno, primero a Globovisión no le interesa defender mis derechos, ni siquiera le interesa informar, el sólo atiende a intereses económicos y su lucha es por obtener cuota de poder en el Estado. Además, yo tambien contribuyo al pago de Globovisión comprando los productos de su publicidad, una alícuota en el precio es para eso.Un ejemplo de lo beneficioso de un programa social es el espacio de Vanessa Davies en VTV. Si voy un dia a poner una denuncia o a expresar algo de interés de seguro me atenderá y podré hacerlo. ¿Por qué estoy tan seguro de eso? ese programa no atiende a intereses económicos y cualquiera que lo vea se dará cuenta que ahi habla el pueblo. Además, la conductora (Vanessa) NO COBRA por conducir su programa.En fin, todas los canales deben ser expropiados y cedidos al pueblo, no debe existir canales privados ni del Estado, nadie mejor que la misma gente podría manejar eso, así nosotros tendriamos el poder de controlar la publicidad, los políticos, etc. Porque dependerian de nosotros para ellos expresarse por alli y no al contrario como ocurre actualmente.En este post de Yosmary hubo un debate que considero fue super interesante, donde se expusieron argumentos en pro y en contra de la televisión: http://yosmaryderausseo.blogspot.com/2008/02/globovision-television-fabrica-de.html

  5. ValoRock:Los medios públicos estarían en la obligación de informar sobre la gestión pública, tanto cuando funciona como cuando no.La radicalización democrática de la comunicación pasa por allí.Paralelamente, es vital fortalecer todas las formas de empoderamiento popular de la comunicación.Y en última instancia, pelear en todos los terrenos: tanto en los medios públicos como desde los comunitarios y alternativos.Está clarísimo que al chavismo reaccionario y conservador esto no le conviene. Bueno, es que la pelea también es contra ellos. Sin olvidar, por supuesto, que la pelea principal, al menos en esta etapa, es contra otros.Igual, tu opinión me parece muy pertinente.Gracias por el enlace.Abrazo.

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