Curiosa lógica aritmética: tres esposas que se debaten entre el dolor y la rabia, tres inocentes con la cabeza gacha tras haber perdido la libertad, tres asesinos sueltos que celebran con la danza de la muerte, exhibiendo incluso el arma del delito.
Exactamente lo mismo hace El Nacional, en la referida editorial del 4 de abril: «Lo peor es que el Gobierno y el presidente Chávez ni siquiera tomaron en cuenta los testimonios de los periodistas que estaban en el lugar de los hechos. Mientras los chavistas estaban acurrucados de miedo en Miraflores y sus alrededores, los periodistas se jugaban la vida ante los disparos que se hacían desde el edificio La Nacional, sede alterna de la alcaldía de Libertador. Los muertos cayeron de espaldas (en ángulo norte-sur) en la avenida Baralt, y los disparos no eran precisamente de armas cortas. De eso hay cantidad de fotos para identificar a los asesinos».
¿De qué testimonios habla El Nacional? Reléase, por ejemplo, lo escrito por Rafael Luna Noguera, publicado el 12 de abril de 2002: «grupos armados del oficialismo, integrados incluso por francotiradores, acabaron a tiros la marcha pacífica que realizaron ayer miles de opositores al gobierno». Hay más: «Francotiradores apostados en varios edificios adyacentes a Miraflores, entre estos La Nacional, en la esquina de Capitolio, donde funcionan oficinas administrativas de la Alcaldía del Municipio Libertador, dispararon ráfagas de ametralladoras y otra armas de fuego contra las personas presentes en el perímetro». En su editorial del mismo 12 de abril, El Nacional acusaba a Chávez – a esa hora prisionero de los militares golpistas – «de ordenar a sus partidarios disparar contra gente indefensa, que marchaba en forma tranquila y pacífica por las calles de Caracas, y acribillarla sin compasión desde las azoteas cercanas a Miraflores, a manos de sus francotiradores bolivarianos muy bien entrenados en tierras extranjeras».
Es decir, siete años después, como si fuera ayer, El Nacional repite las mismas injurias y acusaciones. El problema, evidentemente, no es que el tribunal desestimara «los testimonios de los periodistas que estaban en el lugar de los hechos», sino que el fallo del tribunal es el opuesto absoluto de la sentencia que El Nacional y el resto de los medios privados, jueces y parte, dictaron el mismo 11 de abril de 2002.
Más importante aún: ¿y el testimonio de los que estuvimos allí? Según El Nacional, no vale de nada. Porque cuando no estábamos disparando «contra gente indefensa, que marchaba en forma tranquila y pacífica por las calles de Caracas», acribillándola «sin compasión», estábamos «acurrucados de miedo en Miraflores y sus alrededores». Y ya sabemos que la verdad, y hasta podría decirse que la misma humanidad, una humanidad digamos que digna, no es cosa de asesinos ni de cobardes.
¿Acaso no es una variante del mismo discurso lo que nos plantea Zapata en su caricatura del 4 de abril? De poco valen nuestros innumerables testimonios, nuestros muertos y heridos. En pocas palabras: nuestra experiencia. «Todos vimos los hechos por televisión…». Como si el documental de Ángel Palacios, Puente Llaguno. Claves de una masacre, no hubiera puesto al descubierto los propósitos de las mismas televisoras que defiende Zapata. Como si Globovisión, o cualquier otra planta televisiva privada, hubiera transmitido alguna vez ¡en siete años! la secuencia completa del video que demuestra que los «pistoleros de Llaguno» disparaban a los blindados de la Policía Metropolitana y no contra «gente indefensa, que marchaba en forma tranquila y pacífica por las calles de Caracas».
En otra parte he intentado abordar el tema de los efectos de poder asociados al discurso pretendidamente «antifascista» y «antitotalitario» de la oposición venezolana – discurso que, dicho sea de paso, tiene absoluta vigencia. Tal y como lo hiciera entonces, considero pertinente advertir lo siguiente:
«La democracia venezolana correría poco riesgo si se tratara simplemente de que el discurso antitotalitario de la oposición pretende sustituir a la realidad, ofreciendo una versión interesada de los hechos y ‘confundiendo’ o ‘manipulando’ a su base social de apoyo (o a la ‘comunidad internacional’). El problema es la materialidad del discurso. Para decirlo con Jean Pierre Faye: el problema es lo que este discurso antitotalitario de la oposición hace ‘aceptable’.
«Contra los totalitarismos están legitimadas todas las violencias».
A propósito de la condena contra funcionarios y jefes policiales, han llovido, por supuesto, nuevas acusaciones contra el totalitarismo chavista y han vuelto a aparecer – realmente hace mucho que llegaron para quedarse – las correspondientes analogías con Hitler y el régimen nazi. De hecho, José Luis Tamayo, según registra El Universal, comparó a la jueza de marras «con jueces de la época de Hitler».
Sólo que, como empezamos a ver, ya no se trata nada más de 1933, Hitler o el totalitarismo, sino de un régimen asociado al horror o que practica el terror. Más aún: estaríamos entrando en una etapa de horror.
Volvemos así a 1796: dos años después del guillotinamiento de Robespierre, en plena contrarrevolución termidoriana.
Según una versión muy difundida, el Termidor vendría a demostrar que, contrario a la célebre frase de Marx, la humanidad se plantea siempre problemas que no puede resolver. El acontecimiento revolucionario, la posibilidad siempre abierta de la revolución sucumbiría inevitablemente ante las fuerzas que claman por una vuelta al orden; las esperanzas que trajeron consigo las consignas y los actos revolucionarios darían paso, sucesivamente, a las conquistas parciales, luego a los excesos, más tarde a la desesperanza y finalmente a la restauración.
La leyenda negra de la Revolución Francesa le ha asignado el título de «monstruo político» que terminó devorándose a sus más fervientes partidarios, de entre los cuales destaca quien fuera su figura más emblemática: Robespierre. El mismo Robespierre terminará siendo víctima no sólo de la guillotina, sino sobre todo de la versión dominante, abundante en infamias, que lo sepultará y representará como el máximo exponente del Terror.
Sin embargo, muy pocos reparan en un dato histórico que, por demás, tiene una enorme relevancia: tal y como lo señala la historiadora Florence Gauthier, incluso antes del 26 de agosto de 1789, cuando la Asamblea Constituyente proclama la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, los representantes del partido colonial esclavista serán los primeros en emplear el término «terror» para referirse al texto de naturaleza constitucional, incompatible con la sociedad colonial, esclavista y segregacionista francesa. En efecto, el artículo 1 de la Declaración proclamaba: «Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común». Léase lo que relata la propia Gauthier:
«¡El partido colonial denunció esta Declaración peligrosa y hasta la presentó como ‘el Terror’ de los colonos, esta palabra está en sus propios textos! Muy inquietos con el giro de los acontecimientos, estos colonos pusieron en marcha una campaña a favor de la conservación de la esclavitud en las colonias y recibieron el apoyo del gran comercio de los puertos atlánticos y, conjuntamente, hicieron presión sobre los diputados corruptibles. Así es como el partido colonial consiguió imponerse a la Asamblea que votó, por mayoría, la constitucionalización de la esclavitud en las colonias, el 13 de mayo de 1791 y la discriminación racial el 24 de septiembre».
El Terror fue, antes que nada, una creación contrarrevolucionaria, un producto de las clases y estamentos que juraron aplastar a sangre y fuego a la Revolución Francesa. Las mismas clases y estamentos que forzaron las condiciones que hicieron posible el Terror revolucionario. Tal y como escribió Mathiez: «La dictadura se impuso, en efecto, a estos hombres. Ni la deseaban ni la previeron. El Terror fue una «dictadura de necesidad», ha dicho Hipólito Carnot, y la frase encierra una profunda verdad». Pero no es éste el espacio ni el momento para el debate historiográfico.
Lo que deseo plantear aquí es lo siguiente, y va como un acto deliberado de provocación contra los historiadores burgueses: desde el pasado viernes 3 de abril es posible afirmar que si hay alguna analogía válida entre la Francia revolucionaria y la «revolución bolivariana» es ésta: en ambos casos, los voceros de las clases dominantes llamaron Terror a un acto de justicia.
Ahora voy con la más profunda de todas las diferencias, y va con todos, incluyendo el chavismo conservador y reaccionario: en Francia hubo Terror revolucionario: terror de verdad, terror de sans-culottes (descamisados) y enragés (rabiosos: lo que hoy sería la izquierda más radical). En Venezuela, ese Terror aún ni se ha asomado. A pesar de que la justicia ha tardado mucho en llegar. Y muchos piensan que ha tardado demasiado.
Mientras tanto, el antichavismo mediático insiste con su sistemática empresa de criminalización, que llega a los extremos de la deshumanización del enemigo. A este propósito sirve el discurso contra el «horror» chavista. Un «horror» contra el que estaría legitimado cualquier acto de violencia.
Pero cuidado y les sale el tiro por la culata.
Falta, ahora, la sanción contra los militares que participaron del Golpe y de otros civiles que, aún sin estar armados, fueron parte de la conspiración. La oposición compara el golpe del 92 con el de 2002, señalándo que a Chávez lo amnistiaron pocos años después (y a los comisarios los condenan a 30 años), pero no repara en que entonces estaba clara la responsabilidad de los hechos (para todas las partes). En el presente, como en abril de 2002, ninguno de los golpistas reconoce sus actos. Para ello es necesario procesos penales que demuestren lo ocurrido. Luego de eso, en el caso de quienes cometieron solo delitos políticos, cabe pensar en una amnistía, pero nunca en el caso de quienes cometieron delitos contra los derechos humanos.
Había entendido que el Terror fue mmás bien una creación del mismo Robespierre cuando amenzado por por los franceses (opositores) dentro y fuera de su Francia y amanezada la República, implement{o medidas dráticas para aniquilar la contrarevolución, como la ejecución de miles de personas en la guillotina… había entendido esto. No sé y n o me extrañaría, que los malandros de aquí quisieran establecer una analogía entre la Francia revolucionaria y la «revolución bolivariana», no sé si esa cabeza dé para tanto, pero en todo caso no habrá nada que haga el gobierno, a tiempo o tardíamente que ellos juzguen como justo. Entonces alguna vez se hace justicia y ocurre lo que está ocurriendo: el lema es»hoy soy yo, mañana puede ser usted» O sea, hoy soy yo, el poderoso, el que siempre he sido intocable, y mañana puede ser usted que es un pendejo.De alguna manera responsabilizo al gobierno de este constante bombardeo, de la manipulación mediática y de la mentira coñoesumadre en la que vivimos.Aquí no se trataba de ser «buenos» ni misericordiosos con los que nos han jodido tanto: se trataba de poner en práctica lo que la Justicia dice en el papel. TAn simple como eso. Todavía recuerdo a Isías Rodríguez hablando con aquellos que estuvieron presentes como cómplices en la autojuramentación de tu tío Carmona; todavái recuerdo sus palabras, garantizándoles su derecho al debido proceso. Qué tal!!! Qué debido proceso ni que niño muerto!! Por eso eso es que estamos como estamos, por eso es que estos bichos hablan de «persecución política» porque aquí ignoramos las leyes como nos da la gana.7 años Reinaldo!!!? 7?En cualquier país los que pasó aquí en abril de hace 7 años no hubiera pasado por alto. Presos deberían estar estos cobardes, los del golpe, los del paro petrolero, los de las guarimbas… Las televisoras que incurieron en delitos tan graves como hasta los que ahora han cometido, en otra parte del mundo estarían cerradas y ahora estaríamos hablando en este momento de un mal recuerdo por las muertes de inocentes.¡Porqué tanta consideración?! A cuenta de qué?Esto está lejos de ser Francia y Chávez de parecerse a Robespierre, que es lo que uno, y suena fuerte, hubiera querido, que si bien no guillotinaran a nadie, estuvieran presos esa cuerda de…cónchale!!
Es muy lamentable que en nuestro país la justicia permanezca en entre dicho desde hace ya tanto tiempo que se desvanece mi recuerdo.No se yo si los comisarios son culpables o no, no soy quien para decirlo, no los ví, no los escuché y no he visto ni una hoja del expediente que debe estar en el tribunal que los juzgó.Sin embargo, si sé que son los únicos que han resultado culpables de algo de lo que ocurrió ese día.Y es que nos olvidamos de los grupos afectos al gobierno que se reunían en los alrededores de Miraflores armados -como se evidenció del video de los «pistoleros de Llaguno»- para defender al gobierno de una marcha inmensa de caraqueños (se habló de 1 millón de caraqueños ese día) que pedían la renuncia de Chavez.Se nos olvídó el Plan Ávila, al que se negaron los militares, pero que había sido ordenado por el presidente, y que habría supuesto una matanza aún peor.Se nos olvidó, que Lucas Rincón salió por televisión diciendo que Chavez había aceptado la renuncia que le habían solicitado, lo cual generó la creencia legítima en la gente de que Chavez efectivamente había renunciado, fue eso lo que permitió que Carmona se auto-juramentara, cometiendo la inconstitucionalidad mas grande vista y generando con ello el 13 de abril del que tanto se vanagloria el gobierno.Se nos olvidaron los Círculos Bolivarianos creados directamente desde la presidencia, armados y prestos a una defensa violenta del gobierno, gente que generó violencia y que también disparó.Se nos olvida que «Los Pistoleros de Puente Llaguno» disparaban hacia la Avenida Baralt, y que no existe razón para que unos diputados estén disparandole a la policía ni a nadie, eso es delicuencia pura y dura, pues lo que había era una marcha de gente pidiendo la renuncia del presidente vs. una masa de gente soliviantada para defender al gobierno de esa marcha. ¿Como se inició el tiroteo? ¿Quien disparó primero y a que? ¿Cuándo se decretó una guerra para que alguien tuviera que defender a tiros algo? Nada de eso ha sido aclarado, tmabién nos olvidamos de eso.En medio de tantos olvidos -seguramente hay otros que no favorecen a la oposición- permanece una constante, y es la desconfianza en la justicia, pues nunca, desde que tengo memoria- ha sido aplicada efectivamente en mi pais.Ha sido una constante, y este gobierno no es la excepción -dolorosamente- que el poder de quien gobierna ha doblegado la justicia, y éste caso concreto no parece ser la excepción.Y es que estos señores tienen ya 3ó 4 años presos, en una jurisdicción ajena al principio de que deben ser juzgados por su juez natural (es decir fuera de Caracas), y juzgados con un proceso plagado de irregularidades y presiones desde el gobierno central. Éstos detalles, harían anular la sentencia dictada, sin contar los asuntos legales de valoración de pruebas y demás detalles que desconocemos y que alegan los abogados.Y algo de cierto habrá en la injusticia cometida cuando una cantidad importante de personas así lo expresan públicamente, hay consternación en la calle, hay miedo, ¿Será eso lo que se busca? «El Terror»?????En cualquier caso, suena excesivo que los Comisarios sean merecedores de 30 años de presidio, y los «Pistoleros de Llaguno» hayan sido exculpados hace ya uno 4 años, algo no está bien si esa es la justicia que estamos dispuestos a defender, pues no nos sirve si lo que hace es acomodarse a las necesidades y estrategias del gobierno.Respecto al tema de la Revolución Francesa, que nos dejó un legado de libertad y autonomía de los poderes frente al modelo monárquico, pero que en su transcurrir cometió errores y destrucción imperdonables, debo decir que la «Revolución Bolivariana» carece de los principios y voluntad para acometer los cambios que tanto se desean, y que sorprendería a muchos chavistas, son compartidos por la mayoría de la gente de la oposición, y es que deseamos todos, verdadera división de poderes públicos, autonomía de la justicia, de los legisladores, del defensor del pueblo, del fiscal, del contralor, queremos que las garantías del estado moderno heredero de la Revolución Francesa, encuentre aplicación en ésta tierra, queremos democracia, no «El terror» que sobrevino al final de la Revolución Francesa, y que terminó llevándose por delante al mismo Robespierre.NO creo en una justicia que tarda 4 años en llegar, no creo en una justicia acomodaticia a los designios de quien gobierna, no creo en una justicia basada en la venganza del triunfador en vez de la equidad y la legal valoración de pruebas, no creo en una justicia que escoge entre los opositores del gobierno a quien castigar -con o sin razón- mientras deja intactos a quienes desde el gobierno han cometido crímenes imperdonables, NO CREO EN ÉSTA JUSTICIA.EL MISMO ANÓNIMO,
Antonio: Plenamente de acuerdo contigo.More: Por eso hice referencia a Florence Gauthier: porque realiza una relectura bastante interesante sobre Robespierre, sobre quien ha pesado, durante más de dos siglos, una verdadera leyenda negra.¿Quién si no Robespierre es sinónimo de Terror? Y sin embargo, los primeros que hablaron y practicaron el terror fueron los feuillants (partidarios de la Monarquía).El mismo anónimo dice:»No se yo si los comisarios son culpables o no».Es que ese es el problema: tú no sabes, nadie sabe, todo es relativo, nadie asume responsabilidad, quién tiró la primera piedra, quién es culpable y quién no, qué lamentable esta polarización, ojalá dejaran de pelear, etc.Pero una cosa sí es segura:- «los grupos afectos al gobierno… armados»- «el Plan Ávila»- «Lucas Rincón»- «los Círculos Bolivarianos… armados»Entonces, Anónimo, no te creo eso de que tú no sepas.
Pana, no, no lo sé, pero efectivamente dudo, dudo mucho, pues veo que hay ese otro cnjunto de que se olvidan quienes están deacuerdo con el gobierno, esas mismas que copias y que tu sabes que son tan ciertas como que los Comisarios estuvieron allí y la PM disparó también, entónces cuando los tribunales exculpan a quienes evidentemente enfundaron armas SIN JUSTIFICACIÓN desde Puente Llaguno, pues no hay razón legal para ello, y en cambio CASTIGAN omo no e ha castigadio a nadie a los PM que eran de la oposición, en nuestro pais con tradición de justicia llevado por el collar por quien gobierna en turno, amigo DUDO, DUDO MUCHO de esa justicia.Ojalá tu certeza y la de quienes se alegran tanto de la sentencia, no se estrelle contra la injusticia que, según lo veo, impera aqui hoy, como siempre, lamentablemente.
A mi el fallo de la juez Calderon me dejo un mal sabor en la boca. No creo que los comisarios y los PM sean unos angeles, pero tampoco creo que alguien por un delito que se llama «complicidad correspectiva» se merezca estar 30 anhos preso. Manipulación informativa aparte, creo, por ejemplo, que Simonovis estaba hasta las medias en la conspiración, pero no creo que merezca 30 anhos segun la version de la prensa sobre el fallo. Creo que los verdaderos responsables del golpe siguen libres, incluyendo a los cuatro generales que anunciaron las muertes del 11 de abril antes de que sucedieran. No soy tan esceptico como el anónimo de esta conversa, pero si no senti sabor a justicia. Hay algo aqui que no está bien… SaludosMC
Anónimo de las 11:47 pm dijo:»… esas mismas que copias y que tu sabes que son tan ciertas como que los Comisarios estuvieron allí y la PM disparó también».¿Te refieres, por ejemplo, a esta afirmación: «Se nos olvidaron los Círculos Bolivarianos creados directamente desde la presidencia, armados y prestos a una defensa violenta del gobierno»?Porque eso es una media verdad. Te explico:1) Cierto: la creación de círculos bolivarianos fue activamente promovida desde el gobierno.2) Falso: no fueron concebidos como círculos «armados y prestos a una defensa del gobierno».3) Cierto, por supuesto que sí: muchos de quienes estuvimos el 11 de abril en Miraflores estuvimos dispuestos a la «defensa violenta del gobierno».¿O hemos debido quedarnos de brazos cruzados viendo cómo tumbaban el gobierno?
Anónimo de las 9:54 pm o MC:En algo estoy completamente de acuerdo contigo: «Creo que los verdaderos responsables del golpe siguen libres».
No Reinaldo, no debías rendirte con las manos arriba, debías darte cuenta de que miles de personas marchaban para expresarse y tenían derecho de llegar a Miraflores para hacerlo, como cualquier otro venezolano. No hacía falta una rendición, sino respetar el derecho de quienes marchaban ese dia, y apartarse para impedir una violencia que no sirvió a nadie. La irresponsabilidad de los ministros llamando a la gente por el canal 8 a ir a «defender» la revolución, de otros venezolanos, y lo que pedían era la renuncia de Chavez, algo insólito, y con los bienes de esos mismos venezolanos a repeler, es decir con el canal pagado con los reales de ellos tambien.Mas allá de quien mató a quien, no crees tu que esa amenaza de enfrenatmiento entre bandos en el centro de Caracas, para impedir que una marcha llegase a Miraflores (porque los militares se habían negado a aplicar el Plan Avila) pudo ser la carne de cañón para lograr el resultado nefasto que tuvimos (me refiero a las muertes no a lo demás). En el supuesto de que todo fuera un plan macabro, no crees que la PM se aprovechó de que había gente chavista armada en varios puntos disparando, para armar el pandemonium que se armó?. Que hubiera ocurrido si la marcha llegaba en paz a Miraflores? Por que ese día se le tuvo miedo a ese pueblo que marchó?Tus demás comentarios los considero válidos, y parte de una discusión que no se ha permitido que ocurra en el pais sobre esos hechos en particular.Saludos,EL MISMO ANÓNIMO
El mismo anónimo dijo:»… y lo que pedían era la renuncia de Chavez».Nada más.Tal vez no lo sepas, por eso te informo: cuando amanece el 11 de abril, llevábamos días resguardando Miraflores, porque existían muchos indicios de que la oposición intentaría una marcha insurreccional para precipitar la caída de Chávez.Que fue exctamente lo que ocurrió.Y te repito: nadie tiene «derecho de llegar a Miraflores» para tumbar al gobierno que eligió la mayoría del pueblo venezolano.