Víspera del juego contra Corea del Sur, dejen la mala vibra por favor. Dedíquense a defender el puente sobre el Lago de Maracaibo y olvídense de que el beisbol existe. Ustedes saben con quién va eso.
El miércoles pasado conversaba con un par de panas (uno venezolano y el otro cubano), y les decía que el único escenario en el que cabría esperarse que Venezuela toda respaldara a su selección de beisbol en una eventual final, era que nos tocara enfrentar a Cuba.
Negada esa posibilidad, luego de la derrota de Cuba contra Japón (Epa Jorge Castañeda, Nelson Bocaranda: ¿será que en su más reciente artículo, Fidel habrá incluido algún otro mensaje crifrado a Chávez?), la situación es cuesta arriba: corremos el riesgo de nuevos brotes de intolerancia, de nuevas manifestaciones de la enfermedad infantil del derechismo.
Al respecto, viene al pelo la caricatura de Juan que nos enviara hace un par de días Mercedes Chacín. Supongo que los comentarios estarán de más.