Mayo 68 y los "estudiantes por la libertad"

I.-
La leyenda urbana más reciente de la que tengamos noticia es aquella según la cual el canal Telesur fue el responsable de realizar el video en el que las FARC confirmaron la muerte de Marulanda. Digo leyenda urbana porque lo de las transnacionales de noticias, y concretamente lo de los medios opositores en Venezuela ya supera el calificativo de «terrorismo mediático» (término acuñado cuando ya se hizo insostenible seguir acusándoles de organizar «shows mediáticos» para distraer la atención).

Los medios opositores, Globovisión a la cabeza, se han convertido con el transcurrir del tiempo en verdaderas máquinas de producción de verosimilitud, allí donde toda la evidencia disponible indica que se trata de «noticias» inverosímiles. Así como cuando difundieron aquellas imágenes, editadas por supuesto, en las que aparecía Chávez vaciando un lata de leche en polvo, y más allá otras imágenes del hombre mascando hoja de coca, y así, súbitamente, como quien no quiere la cosa, amanecimos gobernados por un presidente cocainómano.

Y me refiero a la leyenda urbana más reciente, porque la producción de leyendas es permanente, sin descanso, casi en tiempo real, como corresponde a una sociedad en transformación, en la que aquellos que se oponen furiosamente a la revolución bolivariana están refugiados en los medios de masas (y en las universidades, los gremios empresariales y la Plaza Brión de Chacaíto, que ha sustituido a la venida a menos Plaza Altamira).

En otras palabras: a la pérdida progresiva de margen de maniobra en el espacio público, quedan los estudios de televisión y los campus universitarios, como oasis en el inclemente desierto de lo real. A falta de fuerza real, recurren a la leyenda que los atemorice o los indigne, que los conmueva o los sorprenda, que los fascine o los persuada de que es sólo una ilusión, un accidente, una mera circunstancia desafortunada y pasajera el derrumbe inevitable del modelo de sociedad que les aseguraba la posición de dominio sobre las mayorías.

La leyenda favorita cumple por estos días un año: cuando este gobierno autoritario, totalitario, dictatorial, fascista y antidemocrático «cerró» RCTV, emergieron a las calles, en masa, valientes y puros de alma, los estudiantes venezolanos a ofrecer su pecho a las balas, su sangre, su sudor y sus lágrimas para impedir aquel atropello sin nombre, aquel atentado a la libertad más sagrada (la de expresarse libremente en una sociedad democrática), y con éste el atropello a todas las libertades por las que el género humano ha luchado durante siglos.

Pero además, quiso la fortuna o el destino que aquella multitudinaria manifestación democrática iniciara un mes de mayo. Hubiera podido apostar todas las muñecas y libros de Sandra a que comenzaríamos a leer y a escuchar en los medios opositores apresuradas y vulgares analogías con el Mayo 68. Hubiera ganado fácil, Sandra, y tus muñecas nunca hubieran estado bajo peligro. Muy temprano comenzó el desfile de declaraciones: Javier Vidal (actor de RCTV, para el lector no informado), por ejemplo, se apresuró a afirmar que «no es verdad que a esos niños los estén manipulando, ellos son los que marcan la ruta, son nuestro Mayo francés». Y un par de expertos internacionalistas le otorgaron rango de verdad científica a la comparación:

Caso de estudio 1.
Julio César Pineda (canal Globovisión):
Los niños de Javier Vidal son «universitarios herederos de los combates por la autonomía en 1928 en Córdoba, y como los del Mayo Francés, la Primavera de Praga, la Revolución de los Claveles portuguesa o la Revolución Naranja ucraniana».

Pero lo mejor es el cierre, que pasará a los anales de las frases célebres, por su originalidad y elocuencia: «La historia demuestra que aunque en todos los jardines se traten de cortar todas las flores siempre llegará la primavera».

Epa gente: el tipo primero estudió antes de hacerse experto en la materia, así que debe ser verdad, dejen la echadera de vaina.

Y aquí viene el otro. Éste es un poco más analítico, concienzudo:

Caso de estudio 2.
José Toro Hardy (canal Globovisión, diario El Universal):
«Con las distancias del caso, los acontecimientos que iniciaron en mayo los estudiantes en Venezuela inevitablemente me traen la memoria el famoso Mayo Francés».

«En situaciones como éstas, suelo recurrir a las páginas de la historia en búsqueda de precedentes. Por eso me vino a la memoria el episodio conocido como el ‘Mayo Francés’ que tuvo lugar en 1968».

«La historia tiene una terca tendencia a repetirse y la naturaleza rebelde de los estudiantes es la misma en todas partes y en todos los tiempos. Cuando los estudiantes salen, los gobiernos tiemblan. Algo es evidente: se produjo un punto de quiebre en la opinión pública. Ya el gobernante no puede seguir haciendo lo que le da la gana. ¡Adiós a la revolución!».

Es decir, no es Toro Hardy el que repite la práctica recurrente de cierta academia poco ingeniosa de establecer analogías burdas entre acontecimientos históricos. No. La culpa la tiene la historia. Otra: la historia de Toro Hardy nos enseña que los estudiantes acaban con las revoluciones. Qué cantidad de tiempo perdido creyendo que ayudaban a iniciarla.

Y ahora, el bonus extra. Lo dejé de último porque no se trata de una opinión formulada al calor de los acontecimientos, sino más bien de una reflexión en frío, tipo balance, un año después.

Les estoy hablando de un académico que, según Faitha Nahmens, de la revista Exceso, es «objeto de culto» en la Universidad Central de Venezuela. La verdad, no sé de qué culto se trata ni quiénes lo profesan, pero asumamos una de ecuménicos. El hombre fue uno de los fundadores de una cosa llamada Observatorio Espacio Antitotalitario Hanna Arendt, un espacio integrado por académicos de destacadísima trayectoria, dedicados a observar los signos totalitarios del régimen fascista de Chávez. Más recientemente, ha aparecido como uno de los firmantes de los manifiestos del Movimiento 2D, que periódicamente publica el diario El Nacional.

Se trata, cámaras, de nada más y nada menos que…
Caso de estudio 3.
Heinz Sonntag:
Me topé con la última edición de la revista Exceso, número 218 de mayo de 2008, en alguna librería de Caracas. En la portada, en todo el centro, un 1968 en blanco, y abajo, en letras rojas: Estallido global. Decidí invertir los 12 bolívares fuertes que cuesta la revista, seguro de que esta vez no perdía la apuesta. Le aposté a Sandra una pizza:

– A que sale más de uno hablando de los estudiantes venezolanos, RCTV, la libertad contra el tirano fascista, etc.
-Papá, tengo hambre.

Al final, claro, pagué yo por la pizza y le di la primera ojeada a la revista. Dicho y hecho cámaras: comienza Faitha Nahmens con el respectivo intro laudatorio («De aquel fogaje conserva cierta tendencia a la calentura de cabeza: fue el Mayo Francés del 68 – que él corrige como el junio alemán del 67 -, un episodio fulminante que aún lo abrasa»), sigue Sonntag explicando por qué y cómo comenzó todo, no en mayo del 68 en París, sino en Alemania, donde nuestro intelectual participó de los acontecimientos, obviamente. Respectiva cita a Habermas, que no podía faltar, y viene el párrafo en cuestión:

«Lo cierto es que el grito de guerra ya había llegado a los oídos precisos y pronto Alemania Occidental era un hervidero, y, con ella, los vecinos Italia, Francia y la antigua Checoslovaquia. Por todos lados las pancartas ondean con frases que hoy son pieza de colección…»

… contengo el aliento…

«… y los estudiantes que han precipitado la cadena contestataria, atrincherados tras sus barbas, traspasan el umbral que separa bochinche espontáneo de política. ‘Sí, como aquí, como mayo de 2007’, compara».

Suelto la carcajada. A nuestros niños les había crecido la barba.

II.-
Complementaria de la anterior es la leyenda según la cual los «estudiantes por la libertad», como los bautizó Gustavo Tovar Arroyo, derrotaron a Chávez el pasado 2D. Es exactamente la misma ceguera infinita que arrastra a la oposición a jurar que en las elecciones regionales del próximo noviembre arrasarán en todos los estados en los que fue derrotada la propuesta de reforma constitucional.

En lo particular, confieso, disfruto de estos pronósticos como el que más, y en aquellas escasas ocasiones en que me toca, por ejemplo, intercambiar con algún taxista antichavista, le sigo completamente la corriente:

– Este gobierno ya no tiene vida, la popularidad del carajo ese está por el suelo. (Sucesión de maledicencias impublicables. Los tipos tienen una habilidad envidiable para derrochar amargura).
– ¿Sí?
– Nadie lo quiere. (Sucesión de maledicencias impublicables). Aquí en Caracas gana Leopoldo López.
– ¿Usted dice?
– Mire mijo, ese tipo gana sólo en las zonas rurales, donde están el monte y la culebra (otra leyenda urbana, digna de otro análisis). Pero en las ciudades ya no lo quieren.
– ¿Y usted sabe quiénes son los que lo tienen así? Los estudiantes, maestro, los estudiantes.

Bueno, el tipo muerde el anzuelo, pica y se extiende y yo nada más ligando que no me agarre una cola. (Otra leyenda urbana: Caracas es ingobernable. Todo el que frecuente el centro de la ciudad y haya atestiguado lo que pueden lograr unos fiscales de tránsito con un poco de voluntad, sabe de qué les hablo).

Una de las piezas más hilarantes que he tenido el chance de leer, de esas que retroalimentan la leyenda urbana de los estudiantes-David que derrotan al tirano fascista-Goliat, proviene de la pluma implacable de Ibsen Martínez. En un artículo publicado en el diario español El País, intitulado No es de izquierdas, es fascista, Ibsen sentencia:

«En varias ciudades de Venezuela, ya sea que estudien en planteles de educación privados o públicos (donde el chavismo, pese a todo su poderío institucional y económico, no ha podido en casi una década ganar una sola elección en los consejos estudiantiles), los muchachos se han convertido en la inesperada némesis de un régimen crecientemente militarizante».

Lo mejor, como nos tiene acostumbrado Ibsen, está reservado para el final:

«Si hiciese falta otro indicio de que una izquierda democrática insurge contra el autoritarismo militarista y de partido único de Chávez, ahí están los chamos como Goicoechea que siempre, siempre, están a la izquierda».

Esa sí no la había escuchado: los niños son de izquierda. Imagino que Ibsen también.

Pero la mejor de todas, la que merece el mayor de los honores, es una nota de la agencia AP publicada hace un par de semanas, intitulada Estudiante de derecho surge como fuerte opositor a Chávez. La nota perfila al izquierdista Yon Goicochea convertido en el ídolo de una… en el líder de una generación. De apenas 23 años, Goicochea, a pesar de Ibsen Martínez, «se resiste a las etiquetas de derecha, izquierda o centro. Considera que América Latina necesita mayores libertades y justicia social, y defiende a la empresa privada, frente a las interferencias del estado». Es decir, un Daniel Cohn-Bendit que defiende al mercado.

Prosigue la nota: «El destacado alumno de la Universidad Católica Andrés Bello, una institución privada, se reveló como un carismático orador cuando habló ante los estudiantes para que rechazaran la reforma de Chávez y cuando los convocó a ‘hacerle frente al totalitarismo'». Todos somos Yon. A su juicio, en «Venezuela no puede hablarse de democracia porque los poderes públicos están controlados por un solo poder». Venezuela, cámaras, «se está acercando muy peligrosamente a un régimen totalitario».

La lucha heroica contra el régimen oprobioso transcurre en un ambiente de violencia y represión («durante un acto universitario, donde Goicoechea iba a hablar el año pasado, fue golpeado por varios jóvenes entre la multitud, causándole una fractura en la nariz»), en la más militante frugalidad (su lugar de reunión «se asemeja a un dormitorio universitario, con sillas desvencijadas y estudiantes que comen papas fritas»), pero rebosante de optimismo:

«Goicoechea comparó su optimismo con el del demócrata Barack Obama, su precandidato preferido para llegar a la presidencia de Estados Unidos. ‘We can change (podemos cambiar), como decía Obama. El mundo está cambiando’, dijo».

Podemos cambiar. Ahí está la clave.

III.-
Algunos cámaras leen este tipo de notas y son presa fácil de la indignación. Hasta cierto punto es comprensible: la farsa de la fractura en la nariz, la negativa a debatir con estudiantes chavistas en la Asamblea Nacional, los 500 mil dólares del Instituto Cato y un largo etcétera. Todo esto sumado al espectáculo de varios puñados de estudiantes vociferando frente a las cámaras de televisión o ante un frondoso bosque de micrófonos que no existe la libertad de expresión, o denunciando el cercenamiento de las libertades políticas mientras son resguardados celosamente por la policía cada vez que deciden marchar al centro de Caracas, no vaya a ser que algún chavista se les atraviese y les diga unas cuantas malas palabras.

Sin embargo, lo que hay que entender es que el chamo de 23 años, y ninguno de los otros niños le hablan al chavismo. No le hablan sencillamente porque no tienen absolutamente nada qué decirle. Cuando dice «podemos cambiar», y aún cuando dice que «el mundo está cambiando», está hablándole al mismo antichavismo que fue vapuleado durante años, electoralmente, pero sobre todo en las calles, por el chavismo. Cámaras: el mundo se les vino encima, una y otra vez. Cada vez que se disponían a recoger los escombros venía otra derrota, otro terremoto. En este contexto, los resultados del 2D equivalen justo a eso: «el mundo está cambiando». Por fin.

Es por eso, por ejemplo, que Ibsen no es capaz de encontrar un mejor argumento que aquel penoso y lamentable: «el chavismo… no ha podido en casi una década ganar una sola elección en los consejos estudiantiles», lo que ni siquiera es cierto. Pero eso está muy lejos de ser el punto. La pregunta es: ¿qué mérito reviste alzarse con la victoria, digamos, en las elecciones para la Federación de Centros Universitarios de la UCV? ¿Cuál es la novedad en el hecho de que la derecha más rancia, supremacista y excluyente controle los «consejos estudiantiles» de la Universidad Católica, la Metropolitana o la Simón Bolívar? ¿Es una noticia que la oligarquía gane las elecciones en Fedecámaras?

– No, la oligarquía gana las elecciones en Fedecámaras, porque Fedecámaras es, en sí misma, el gremio de los oligarcas. Por tanto, plantearse la posibilidad de que alguna vez la oligarquía resulte derrotada en las elecciones de Fedecámaras, es plantearse un falso problema.

Ah, se entendió el punto.

Celebrar la victoria de la derecha en las universidades no es más que un acto de autoindulgencia, papel éste que le ha sido reservado a la intelectualidad del mismo signo. Por eso es comprensible, igualmente, que la oposición celebre la manifestación de las universidades (que ya sabemos que no son todas, pero no importa) en contra del «cierre» de RCTV, como su versión del Mayo 68. Aunque los «estudiantes por la libertad» no digan un sola palabra contra la ocupación a Irak, contra la exclusión y la discriminación en las universidades, contra el capitalismo. Los estudiantes de Mayo de 2007 están hartos de papitas fritas y disfrutando las mieles de la sociedad de consumo, esa contra la que sus pares de hace cuarenta años iniciaron una insurrección, mientras decenas de pueblos del Sur luchaban por su liberación.

IV.-
Sobre el Mayo 68 hay unas cuantas y muy buenas referencias en la web. Por ejemplo, un par de páginas que reúnen algunos de los posters que inundaron las paredes de París (aquí y acá).




Posters que en estética y consignas contrastan ligeramente con el merchandising de nuestros estudiantes opositores: También, un par de galerías fotográficas: de Jean-Claude Seine y del diario The New York Times, algunas de ellas verdaderos clásicos:


Para aquellos que manejen el inglés, está disponible un buen audio tour interactivo que preparó el diario inglés The Guardian. Por último, el excelente documental de William Klein, Grand soirs et petits matins (Grandes tardes y pequeños amaneceres), que registra el suceso en pleno desarrollo, y que pueden ver aquí.

2 Respuestas a “Mayo 68 y los "estudiantes por la libertad"”

  1. Goicochea es tan de izquierda que fue a la Argentina a retratarse con Aznar y otras joyitas en un congresito de lo más divertido. Qué gracioso Ibsen!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *