Subcomandante Marcos sobre la revolución cubana

Hace muy pocos días, entre el 13 y el 17 de diciembre, se celebró en San Cristóbal de las Casas, en el estado mexicano de Chiapas, el Primer Coloquio Internacional In Memoriam Andrés Aubry, con la participación de activistas e intelectuales de la talla de Enrique Dussel, Immanuel Wallerstein, Francois Houtart, Pablo González Casanova, Naomi Klein, entre otros.


En la página Indymedia Chiapas es posible escuchar todas las intervenciones. Vengo de escuchar la del cámara Dussel, que les recomiendo ampliamente.

El 14 de diciembre, el subcomandante Marcos dio lectura a la tercera parte (de siete) de un documento que lleva por título Ni el centro ni la periferia. Les dejo acá un fragmento, en el que Marcos manifiesta su solidaridad con la revolución cubana. Una buena pieza, a ser digerida por los intelectuales «progres» que siguen empeñados en sostener esa impostura del antipoder.

Algo de Geografía y Calendario básicos.

Hay en el Caribe, tendida al sol y cual verde caimán, una alargada isla. “Cuba” se llama el territorio y “Cubano” el pueblo que ahí vive y lucha.

Su historia, como la de todos los pueblos de América, es una larga trenza de dolor y dignidad.

Pero hay algo que hace que ese suelo brille.

Se dice, no sin verdad, que es el primer territorio libre de América.

Durante casi medio siglo, ese pueblo ha sostenido un desafío descomunal: el de construirse un destino propio como Nación.

“Socialismo” ha llamado este pueblo a su camino y motor. Existe, es real, se puede medir en estadísticas, puntos porcentuales, índices de vida, acceso a la salud, a la educación, a la vivienda, a la alimentación, desarrollo científico y tecnológico. Es decir, se puede ver, oír, oler, gustar, tocar, pensar, sentir.

Su impertinente rebeldía le ha costado sufrir el bloqueo económico, las invasiones militares, los sabotajes industriales y climáticos, los intentos de asesinato contra sus líderes, las calumnias, las mentiras y la más gigantesca campaña mediática de desprestigio.

Todos estos ataques han provenido de un centro: el poder norteamericano.

La resistencia de este pueblo, el cubano, no sólo requiere de conocimiento y análisis, también de respeto y apoyo.

Ahora que tanto se habla de defunciones, habría que recordar que ya se llevan 40 años de tratar de enterrar al Che Guevara; que a Fidel Castro lo han declarado muerto ya varias veces; que a la Revolución Cubana le han marcado, inútilmente hasta ahora, decenas de calendarios de extinción; que en las geografías que se trazan en las estrategias actuales del capitalismo salvaje, Cuba no aparece, por más que se empeñen.

Más que como ayuda efectiva, como señal de reconocimiento, respeto y admiración, las comunidades indígenas zapatistas han enviado un poco de maíz no transgénico y otro más poco de gasolina. Para nosotras, nosotros, ha sido nuestra forma de hacerle saber a ese pueblo que sabemos que las más pesadas de las dificultades que padece, tienen un centro emisor: el gobierno de los Estados Unidos de América.

Como zapatistas pensamos que debemos tender la mirada, el oído y el corazón hacia este pueblo.

No vaya a ser que, como a nosotros, se diga que el movimiento es muy importante y esencial y bla, bla, bla; y cuando, como ahora, somos agredidos, no hay ni una línea, ni un pronunciamiento, ni una señal de protesta.

Cuba es algo más que el extendido y verde caimán del Caribe.

Es un referente cuya experiencia será vital para los pueblos que luchan, sobre todo en los tiempos de oscurantismo que se viven ahora y se alargarán todavía algún tiempo.

En contra de los calendarios y geografías de la destrucción, en Cuba hay un calendario y una geografía de esperanza.

Por esto ahora decimos, sin estridencias, no como consigna, con sentimiento: ¡Que viva Cuba!

Muchas gracias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *